Jesucristo dijo:
“Lo que del hombre sale, eso contamina al hombre. Porque desde adentro, del
corazón del hombre, salen los malos pensamientos, las inmoralidades sexuales,
los robos, los homicidios, los adulterios, las avaricias, las maldades, el
engaño, la sensualidad, la envidia, la blasfemia, la insolencia y la
insensatez. Todas estas maldades salen de adentro y contaminan al hombre”
(Marcos 7:20-23).
El corazón del
ser espiritual es el lugar donde nacen las emociones que luego se reflejan en
el plano material. Lo más lógico entonces es que nos ocupemos de mantenerlo
limpio como una forma de tener una vida plena y saludable. Estos 14 consejos,
basados en las enseñanzas del maestro Jesús, nos ayudan a mantener limpios el corazón
y la vida.
1- Piensa cosas buenas y positivas.
Cada actividad
que realizas es una oportunidad de crear nuevos pensamientos de bien. Las
faenas diarias te permiten visualizar y pensar en los beneficios que las mismas
traen a tu vida y a las de los demás. Convierte los buenos pensamientos en tu
principal pasatiempo. En todas las cosas que hacemos tenemos la maravillosa
oportunidad de pensar cosas buenas, positivas, llenas de bondad. Incluso cuando
observas hechos que desapruebas, aprovecha y crea pensamientos de consuelo para
esas personas que están necesitadas de amor y salud. En todo lo bueno, en eso
pensad.
2- Disfruta la intimidad
sexual de manera sana.
El sexo es una
parte normal y placentera que el Señor nos regaló, es un acto que une en un
solo ser al hombre y a la mujer. Una persona adulta, que ya ha desarrollado
enteramente su cuerpo físico y ha alcanzado la madurez mental, está preparada
para compartir su sexualidad con otra persona adulta del sexo opuesto. El sexo
es parte inherente a la creación de la vida y practicarlo de ese modo
contribuye a la estabilidad mental y a la paz espiritual del ser. Los órganos
reproductores de los seres humanos fueron diseñados para complementarse entre
la mujer y el hombre adultos. Al fundirse dos vidas en un solo ser, intercambian
energía que fluye constantemente del cuerpo de ella al de él y viceversa. Es
energía revitalizadora que alimenta el alma cuando lo hacemos de acuerdo al
conocimiento que tenemos de las buenas costumbres. Mientras más sana sea tu
conducta a la hora de disfrutar de la intimidad sexual con tu pareja, tendrás
mejor vida, más salud física, mental, y mejor comunión con el plano espiritual.
3- Crea tus
propios bienes.
El Señor te ha
dotado de virtudes propias con las cuales obtener tus propios bienes. Esos
bienes que poseen otras personas a tu alrededor han sido el fruto del esfuerzo
y trabajo de quien los posee. Tú tienes la capacidad de conseguir por ti mismo
las cosas que necesitas para vivir. Adueñarte de lo que no es tuyo produce consecuencias
nocivas a tu salud material y espiritual, porque en el fondo sabes que estás
haciendo mal a otros y no puedes obviar ese conocimiento. Crea tus propios
bienes y respeta el trabajo de tu prójimo, te sentirás satisfecho y lleno de
plenitud.
4- Ama la vida.
La vida del ser
empieza desde el momento en que este ha sido concebido. Si amas tu vida y la
disfrutas plenamente, entiendes que la vida de otro ser es semejante a la tuya
y también tiene derecho a disfrutarla. Cuando eres consciente de ese detalle
llegas a comprender que es tu deber aportar y ayudar a la preservación de otras
vidas humanas dentro de lo que te sea posible. Si contribuyes a fomentar el
amor por la vida te beneficias directamente de la energía que la vida de otro
ser transmite a sus semejantes. Haz tú lo mismo, sé el transmisor constante de
energía pura y limpia hacia los demás. Ámate a ti mismo de manera plena y ama
la vida en sentido general.
5- Valora la compañía
de tu pareja.
En un mundo cada
día más complejo se desarrollan seres humanos con mentalidades individualmente
más complejas. Ese hecho demanda que seamos sabios al momento de decidir con
quien queremos compartir la vida. Eso es un asunto serio. Nuestra pareja tiene
que ser nuestro cómplice, aliado incondicional, quien ríe y celebra nuestras
victorias, y experimenta en carne viva nuestros errores y fracasos. Es
necesario que nos sintamos complementados con esa persona que hemos elegido. Si
ese ser no te hace sentir de ese modo, probablemente esa no sea tu mejor
elección. Tómate tu tiempo para conocer a esa persona que te agrada y luego que
has decidido formalizar tu relación de amor es el momento de hacer tuya su vida
y hacer suya la tuya. Los términos medios no sirven en cuestiones de pareja, si
sientes que esa persona no te complementa te estás encaminando a sentir
necesidades futuras que quizás provoquen que te sientas tentado a encontrar en
otro lugar lo que crees no tener a tu lado. Sé realista, cuando juzgas y
condenas a tu pareja estás haciendo lo mismo con tu propia existencia, por eso
es tan importante que te veas reflejado en tu pareja, que sientas que ella o él
es una extensión de tu existencia, que respires, mires, sientas y ames al
unísono con esa persona especial. El amor de tu pareja completa tu corazón y
mantenerlo limpio y sano es tu mejor elección.
6- Disfruta y comparte
tu prosperidad.
El Señor quiere
que tengas todas las cosas que necesitas y que nada te falte. Cuando mantienes un
orden conservador en tus actividades laborales lo más lógico es que produzcas
más beneficios que te ayudarán a vivir más cómodamente y a tener un mejor
estilo de vida. Después de Dios estas tú en primer lugar, si obtienes ganancias
extras es primordial que tengas mejor calidad de vida. Invierte tu dinero con
sabiduría, que tu vida y la de los tuyos reciban la recompensa de tu trabajo y
de tu obra creadora. Aún el dinero que ahorras debe tener un sentido práctico
para el mañana, planes flexibles y posibles que sean de utilidad. También
conviene invertir en ayudar a los demás. Existen muchas instituciones que
aportan grandemente a la sociedad y a los más necesitados, Jesucristo dijo que
a los pobres siempre los tendremos en la Tierra, así que siempre habrá personas
a las cuales podemos ayudar. Saber que el fruto de nuestra obra creadora se
refleja en nuestra vida y al mismo tiempo en las vidas de otras personas, nos
regala una satisfacción que hace vibrar a nuestro corazón con energía limpia.
7- Actúa bondadosamente.
El ser es bueno
por naturaleza, pero a veces las experiencias hacen que esa bondad natural se
oculte detrás de un escudo de protección. Tengo una buena noticia para ti: la
mejor protección contra todo lo dañino es llenarnos de bondad. Un saludo, una
sonrisa, un apretón de manos, un abrazo sincero, son todas acciones que podemos
realizar repletas de bondad y no nos cuestan nada. Visitar personas
convalecientes, ayudar a las personas mayores, hacer obras de bien en nuestra
comunidad, son sólo parte de las grandes oportunidades que tenemos para sembrar
bondad por todos lados. Veremos como crecen los frutos de nuestra siembra si
dedicamos nuestra vida a permitir que la bondad de la cual estamos hechos salga
a relucir en todo momento. Seamos bondadosos y expulsaremos las cosas malas que
pudieran aparecer en el camino.
8- Sé auténtico.
Eres un ser
único, ninguna otra persona es como tú. Actuar acorde a esa autenticidad de la
cual estás formado es la garantía de un corazón limpio. Habla la verdad, la
sinceridad abre puertas que nadie puede cerrar. Si adquieres la reputación de
ser una persona franca, honesta, sincera, que dice lo que piensa y siente, las
demás personas respetarán lo que proyectas. Si respetas lo que eres podrás
vivir en un ambiente espiritual limpio y sin contaminación de ninguna índole.
Para conseguir las cosas que anhelas sólo tienes que trabajar de manera
organizada y constante, manteniendo tu autenticidad. La forma más efectiva de
vivir en paz y armonía es ser tú mismo todo el tiempo y siempre hablar la
verdad.
9- Aviva tu
espiritualidad.
Dedica parte de
tu tiempo a meditar acerca de las cosas espirituales. Ve con sinceridad lo que
llevas dentro de ti, de ese modo sabrás que medidas tomar para mejorar tu
relación con el plano espiritual. Si te ocupas en avivar la llama de tu
espíritu podrás apaciguar la carnalidad que caracteriza tu cuerpo físico. Así
de simple. Medita, ayuna, ora con fe, y concéntrate en conocerte en el plano
espiritual. Hallarás un equilibrio mental y espiritual que antes no habías
imaginado y sus frutos se reflejarán en el plano material.
10- Alégrate por
el triunfo de los demás.
Las metas
alcanzadas por otros deben llevar regocijo a tu vida y ninguna cosa más. Sonríe
cuando veas a tu prójimo prosperar, felicita a los que triunfan y consiguen
nuevos logros que les permiten escalar posiciones por las cuales se han
esforzado. Haz una costumbre el sentirte bien cuando otros obtienen prosperidad,
y exprésalo abiertamente. Compartir la alegría de los demás te acerca más a tus
propios logros y mantiene abiertas las puertas de tu felicidad.
11- Habla temas
de provecho y bendición.
Bendice a toda
la gente que se cruza en tu camino, incluyendo a aquellos cuyas conductas te
son desagradables. Bendice a todos sin excepción. Desea cosas buenas a tus
semejantes. Si no tienes cosas buenas que hablar sobre un tema o una persona es
mejor no decir nada. Sobre todo habla de manera pulcra y recta sobre las cosas
de Dios. No importa que no estés de acuerdo con las religiones u otras personas
espirituales, si vas a referirte a sus cosas y creencias procura hablar
solamente cosas buenas y provechosas que alimenten tu alma y las de quienes te
escuchan.
12- Sé amable y
cortés.
Ten siempre
lista una palabra de amabilidad para los demás. Que sea tu actitud positiva la
que domine el ambiente en que te encuentras, que sea tu paz la que contagie a
los demás y tu decencia la que imponga la regla de todos los presentes a tu
alrededor. Trata a los demás como quieres ser tratado y mira en cada vida las
cosas buenas que ves en la tuya. Es una manera infalible de crecer y mantener
limpio tu corazón y tu vida.
13- Actúa con
prudencia.
Una persona
prudente aporta a las vidas de quienes le rodean. Habla y actúa respetuosamente
hacia los demás, hacia tu entorno, y dale lo mejor de ti a la sociedad. No
esperes recompensa de otros por el bien que haces, más bien siéntete
gratificado por poder hacerlo. Aún cuando veas que otros no agradecen tus
buenas acciones, dale gracias a Dios que te da la oportunidad de ayudar y hacer
el bien. Pídele que siempre te permita ser tú quien ayude y contribuya a que el
mundo sea un mejor lugar para vivir.
14- Escudriña
las escrituras.
Existe un manual
de vida que nos ayuda a conocernos, a entender a otros y a comprender todas las
cosas que a diario vivimos. Ese manual es la Biblia. Léela diariamente y medita
en sus enseñanzas. En ella están todas las respuestas a los enigmas y misterios
del mundo. Ella es la fuente de agua viva que te ayudará a mantener limpio tu
corazón y a mostrar a otros como limpiar sus corazones y sus vidas. Que tu
corazón sea un remanso de paz donde te sientas satisfecho, tranquilo y feliz.
Que el Señor te
bendiga hoy y siempre.