martes, 23 de diciembre de 2014

La adoración de los magos.


“Jesús nació en Belén de Judea, en días del rey Herodes. Y he aquí unos magos vinieron del oriente a Jerusalén, preguntando:

-¿Dónde está el rey de los judíos, que ha nacido? Porque hemos visto su estrella en el oriente y hemos venido para adorarle” (Mateo 2:1-2).

Hace muchos años de aquel acontecimiento. Los magos habían recorrido una gran distancia siguiendo el rumbo que les marcaba la estrella en el firmamento. Eran hombres sabios, pero sobre todo tenían fe. El hecho de haberse detenido precisamente en el palacio del rey Herodes a preguntar acerca del lugar del nacimiento del rey de los judíos nos dice que ellos no tenían poderes especiales con los cuales darse cuenta de la maldad que imperaba en la persona de Herodes. También vemos que este Herodes, quien no tenía buenas intenciones con los judíos ya que él mismo era descendiente de los edomitas, recibió personalmente a los magos extranjeros, lo cual quiere decir que estos no eran personas comunes y corrientes, más bien se trataba de personas distinguidas que inspiraban respeto. ¿Por qué habrían aquellos hombres de trasladarse hasta tierras extranjeras a adorar al rey de otra nación? La respuesta es sencilla. Estos hombres eran muy espirituales y habían recibido la confirmación en sus corazones del nacimiento de un iño que había venido a iluminar el camino de la humanidad. Eran hombres de corazones limpios a quienes se les había revelado el cumplimiento de una profecía que todos los sabios de aquellos entornos  conocían por medio del legado del profeta Isaías. Herodes sintió pánico al escuchar que los magos habían llegado a su tierra para adorar al nuevo rey y pidió a sus sacerdotes que le dijeran dónde habría de nacer aquel rey de quien estos hombres le hablaban. Los escribas a su servicio le informaron que la profecía decía que el rey de los judíos nacería en Belén. Herodes quiso ser astuto y les dijo a los magos que en cuanto encontraran al rey de los judíos se lo informaran para él también ir a adorarle. Los magos encontraron al Salvador del mundo junto a María su madre, y le rindieron tributos de adoración, también le obsequiaron oro, incienso y mirra. Luego recibieron revelaciones en sueños para que no regresaran por el mismo camino y evitaran a Herodes. Este último se sintió burlado y ordenó la matanza de todos los niños de aquella región en procura de matar al niño Jesús, pero hacía tiempo que José y María se habían llevado al niño a Egipto, porque así se lo había ordenado Dios padre que lo hicieran. Volvieron a aquella región luego de la muerte de Herodes y, por miedo a Arquelao, hijo de Herodes y nuevo rey de Judea, se quedaron a vivir en Galilea, en la ciudad de Nazaret, tal y como decía la profecía que pasaría, por eso a Jesús le llaman el nazareno.
Permite que el Señor te muestre la estrella de paz y amor que conduce a Cristo. Que estas fiestas en las que se celebra el nacimiento del niño Jesús sean un espacio de reflexión y unión familiar. Nada de excesos ni derroches, mucho amor para todos en tu familia y que tengas amor para compartir con todos tus allegados. La estrella brilla en el firmamento de tu corazón, siente su fulgor, expresa tu emoción y bríndale al rey de reyes un tributo de adoración con tu mente, con tu alma y con tu voz.  

martes, 16 de diciembre de 2014

El Señor quiere hablar contigo.

 Estos eran más nobles que los de Tesalónica, pues recibieron la palabra ávidamente, escudriñando cada día las Escrituras para verificar si estas cosas eran así” (Hechos 17:11).

Algunas personas van a la iglesia o escuchan las prédicas que se transmiten por radio, televisión o internet, pero no se interesan en verificar que lo que están oyendo realmente concuerda con lo que dice la palabra de Dios. El apóstol Pablo llegó a Berea y continuó con su misión de predicar las buenas nuevas, muchos griegos y judíos creyeron el mensaje que el Creador les había enviado con Pablo, pero muchos otros se dedicaron a escudriñar las escrituras y a comprobar que ciertamente todo lo que el apóstol les decía era cierto. Ese es el tipo de actitud que refuerza la fe, cuando nos sentimos inclinados a verificar por nosotros mismos que eso que estamos escuchando también está escrito en la Biblia. Y vemos que describe como más nobles que los tesalonicenses a los habitantes de Berea, porque estos usan el entendimiento y la verificación en las escrituras, escuchando con avidez y estudiando la palabra con constancia, antes de emitir un juicio acerca de lo que Pablo les predicaba. Ni siquiera son más nobles por aceptar y creer lo que este enviado de Dios les comunicaba sino que su nobleza estribó en confiar primero en lo escrito en la palabra de Dios, con hambre de obtener conocimiento y con perseverancia diaria. Esas cosas agradan al Señor.
Pablo era un intelectual, sumamente preparado, y tenía fama de ser un trabajador incansable para la obra del reino. La gente de Berea tenía razones de sobra para confiar en sus palabras, pero sabían que despejarían cualquier duda si constataban que él no se equivocaba en su interpretación de las escrituras. Es exactamente lo que tenemos que hacer cuando escuchamos o leemos una predicación sobre las cosas del Señor. No importa quien lo diga o quien lo escriba. Se da el caso de algunas prédicas que escuchamos con un sentido distinto a lo que Dios quiere decirnos, por eso es que cuando abrimos la palabra en procura de indagar la veracidad de lo que hemos escuchado, también encontramos nuevos mensajes que el Señor nos tenía preparados para ese día. Diez personas pueden leer el mismo verso, el mismo capítulo, o el mismo libro de la Biblia, y encontrar cada uno un mensaje distinto que le llega a sus corazones, porque cada uno de nosotros es diferente, cada uno es único y especial, por eso Dios nos habla a cada uno en particular y en nuestro propio lenguaje espiritual.
Les digo algo más, una persona puede leer un capítulo bíblico hoy y volver a leerlo mañana sólo para darse cuenta que en ambas ocasiones recibió mensajes diferentes, dio una interpretación distinta al mismo texto bíblico, esto ocurre porque cada día somos nuevas criaturas en Cristo, el conocimiento que necesitamos hoy no es el mismo que necesitábamos ayer ni es el mismo que necesitaremos mañana… cada día es una nueva oportunidad de crecer en el Señor y sentirnos más plenamente identificados con nosotros mismos. Sí, porque tú eres imagen y semejanza del Creador, por eso eres tan único y especial. Indaga en las escrituras lo que tu Creador quiere decirte hoy. Él desea hablar personalmente contigo.

jueves, 27 de noviembre de 2014

Corazón limpio y sin rencores.


“No aborrecerás en tu corazón a tu hermano. Ciertamente amonestarás a tu prójimo, para que no cargues con pecado a causa de él. No te vengarás ni guardarás rencor a los hijos de tu pueblo. Más bien, amarás a tu prójimo como a ti mismo. Yo, Jehovah”. (Levítico 19:17-18).

Muchas de las enseñanzas que contiene el antiguo testamento fueron diseñadas especialmente para el pueblo judío en su etapa de peregrinación por el desierto y durante su establecimiento en la tierra prometida. Aunque es posible aplicar algunas de esas enseñanzas a nuestra vida diaria, la realidad es que muchas de ellas pueden ser solamente simbología de la cual tomar referencia para los asuntos de hoy. Sin embargo tenemos otras lecciones de esas contenidas en el viejo testamento que perduran en el tiempo y aún el Maestro Jesucristo las usó para predicar acerca del reino de Dios, como podemos comprobarlo en los evangelios. Una de estas es el mandamiento de amar al prójimo. Es una orden que está desde el principio y nos acompaña cada día de nuestra vida. Tenemos un sinnúmero de posibilidades con las cuales darnos cuenta de si estamos o no obedeciendo este mandamiento. Nuestra capacidad de obediencia en este sentido se pone a prueba a cada momento. Cuando pensamos en las personas que en este instante están internos en clínicas y hospitales sin que nadie los visite ni les dé una palabra de aliento, es una oportunidad de preguntarnos si podemos hacer algo al respecto y así mostrar nuestro amor real por nuestro prójimo. Lo mismo aplica para los niños huérfanos en los orfanatorios y los ancianos en los asilos, también para los presos en las cárceles. ¿Te has preguntado cuántas cosas podrías hacer para mostrar al Creador que obedeces su mandamiento de amar al prójimo y al mismo tiempo atesorar tu patrimonio celestial donde la polilla no corrompe? Siempre habrá gente a quien podemos apoyar de algún modo. Niños huérfanos, asilos de ancianos, enfermos en los hospitales, presos en las cárceles, estos son cuatro renglones que están a disposición de los obedientes del Señor para que no tengan excusas de que no sabían como podían ser útil a la causa del reino. También es una forma excelente de predicar con el ejemplo.
Hay un tema que debemos tratar diligentemente a tiempo y fuera de tiempo, es el asunto de no guardar rencor. En el pasaje bíblico que inicia este escrito podemos observar que se nos ordena no aborrecer a nuestro hermano en nuestros corazones, esto significa nunca guardar rencor ni pensar en la venganza. Se nos aconseja amonestar a quien consideremos haya incurrido en una falta grave en perjuicio nuestro, esto es para que no conserves un pecado que no te corresponde, porque si algo te hacen y no lo expresas, conservando la ira de manera interna, estás multiplicando la maldad de lo acontecido. Aún más, puede ser que la infracción cometida en tu contra no haya sido intencional, si no lo comentas con tu hermano él no tendrá la oportunidad de rectificar sus hechos y pedir perdón. Ante su desconocimiento, su pecado también será el tuyo.
Es fácil amar a quienes nos aman o a quienes nos caen bien. Pero la Biblia está llena de exhortaciones acerca de dar por gracia lo que por gracia hemos recibido, tratar a los demás como queremos ser tratados, amar a los demás como a nosotros mismos, y orar por aquellos que se creen nuestros enemigos… es un asunto serio para reflexionar seriamente. No es asunto de uno o dos minutos, es algo que debemos tener pendiente todo el tiempo. Amémonos los unos a los otros.

domingo, 23 de noviembre de 2014

Soldados del Ejército de Cristo.


"He aquí, yo os envío como a ovejas en medio de lobos. Sed, pues, astutos como serpientes y sencillos como palomas” (Mateo 10:16).

Esa instrucción les dio el Señor Jesús a sus discípulos cuando los mandó a destruir al enemigo en  el campo de batalla mediante la predicación de las Buenas Nuevas. La batalla espiritual que libramos los soldados de Cristo es mucho más avanzada que cualquier guerra convencional que se viva en el plano material. Ser ovejas en medio de lobos significa que no estamos llamados a atacar al enemigo por nuestras propias armas sino que debemos confiar en nuestro pastor que es Cristo, pero al mismo tiempo tener claro que nuestros enemigos, los miembros del ejército del mal, sí nos atacarán cada vez que puedan, tal y como los lobos asechan y atacan al rebaño de ovejas. Un buen pastor siempre cuida su rebaño y no permite que los lobos dañen o lastimen a sus ovejas, así mismo Cristo nunca permite que el enemigo dañe a sus soldados. Para que esto suceda, es imprescindible que conservemos una estrecha relación con las enseñanzas del Creador, en ellas está la clave para salir airosos en esta contienda, porque nos han enviado a lidiar con lobos y el asegurarnos que estamos dentro del rebaño de nuestro pastor Jesucristo nos garantiza que los ataques del maligno no nos dañarán. Estarán presentes a nuestro alrededor pero no conseguirán su objetivo gracias a la protección que Dios nos proporciona por ser sus obreros, por trabajar en su obra. Los lobos asechan y esperan el momento que ellos consideran conveniente para atacar, pero la protección recibida de nuestro pastor es infalible.
El Señor nos dice que seamos astutos como serpientes y sencillos como palomas. Y yo os recuerdo que escudriñar las escrituras es la mejor arma que poseemos para defendernos de los ataques del maligno. Sí, antes os dije que no estamos llamados a atacar, porque nuestra misión no es provocar el ataque, pero sí estamos llamados a defendernos, por algo el Señor nos ha dado su palabra como arma efectiva con la cual protegernos de los ataques recibidos en el plano espiritual (Efesios 6:17-18). Dios pone en nuestras mentes las cosas que debemos saber, los razonamientos y conclusiones que necesitamos en cada ocasión, que nos ayudarán a identificar y entender desde donde nos atacan, y que armas está utilizando el enemigo para atacarnos y de ese modo poder neutralizar dichos ataques con la protección que nos otorgó el Creador: su palabra. Algunos encuentran raro que el Señor nos diga que seamos “astutos como serpientes”, principalmente porque el diccionario de la Real Academia Española define la palabra astuto como: “hábil para engañar o evitar el engaño o para lograr artificiosamente cualquier fin”. La traducción de la Biblia al español se llevó a cabo desde el idioma inglés, la versión del rey James (King James Version. KJV), pues bien, en esa versión inglesa dice que Cristo dice a sus discípulos que sean “wise as serpents and harmless as doves” (listos como serpientes e inofensivos como palomas). La palabra “wise” es traducida al español como “astuto”, en algunas versiones bíblicas, en otras es traducida como “prudente”. La variación confunde a algunos, pero aquí cabe recordar que la Biblia originalmente fue escrita en arameo y en hebreo antiguo, y por lo tanto el traducir esas antiquísimas lenguas trae ese tipo de consecuencias. Tal como ocurre, por ejemplo, con la palabra “wise”. El diccionario Merriam-Webster, en el idioma inglés, la define como: “having or showing wisdom or knowledge usually from learning or experiencing many things”
 (Que tiene o demuestra sabiduría o conocimiento, usualmente por haber aprendido o tenido experiencia en muchas cosas). Si analizamos dicha definición, vemos que “wise” es un tipo de persona que tiene conocimiento de muchas cosas, no exclusivamente instrucción académica sino más bien experiencia vivida o conocimiento adquirido por diferentes medios. La traducción al español de esta palabra es: sabio, prudente, hábil, sagaz, astuto, etc. Aunque coloquialmente un “wise guy” se entiende como un “chico listo”. Lo que el Señor nos dice es que debemos estar atentos, alertas, despiertos, perceptivos, nunca descuidados. Más aún, profundizando en este verso, entendemos que un buen soldado de Cristo es una combinación de ambas cosas: listos como serpientes e inofensivos como palomas. El ser inofensivos recalca lo antes dicho sobre no estar llamados a atacar. Recordemos que el Señor nos ha ordenado dejar que la cizaña crezca junto con el trigo para que no hagamos daño a los llamados por el Creador que en este instante todavía están juntos a los hijos del maligno en este mundo en que vivimos (Mateo 13:24-30). Por eso la diferencia entre no atacar y sí defendernos al repeler el ataque, porque una vez hemos sido atacados, entonces sí hemos identificado sin duda alguna quien es el enemigo que nos está atacando. Así como los ejércitos terrenales utilizan radares y satélites, entre otras herramientas tecnológicas, para localizar e identificar los puntos desde los cuales ataca el enemigo, así también nosotros debemos estar atentos para que ningún ataque enemigo nos pase desapercibido ni se preste a confusión sino que nos demos cuenta al instante que estamos siendo atacados, la forma en que nos atacan y el punto desde el cual lanzaron ese ataque, entonces procedemos a aniquilar dichos ataques con el arma más efectiva que existe: la Palabra de Dios.

jueves, 20 de noviembre de 2014

Quiero ser como tú.

Si pudiera yo amarte la mitad de lo que me quieres.
Si mi amor por ti fueran tan fiel como tú lo eres.
Sería el mejor de tus hijos y nunca te fallara.
Cuidaría mi cuerpo sintiendo que es tu morada.
Quiero ser como tú a todas horas.
Hacer todas las cosas que prometiste.
Mover los montes y calmar las olas.
Sentir que crezco en ti, que mi alma te adora.
Escucho tu voz Señor y la conozco.
Para ser fiel en lo mucho soy también fiel en lo poco.
Tú no me abandonas ni un solo momento.
Eres el guía perfecto para mis pensamientos.
El padre amoroso que a sus hijos siempre cuida.
Me inscribiste con tus manos en el libro de la vida.
Hoy sólo quiero llegar a ser como tú.
Y en tu nombre Señor llenar el mundo de luz.

El hombre posmodernista de un mundo esclavista.

La mujer y el hombre del siglo XXI se han caracterizado por rendirse a los designios mercantiles de la sociedad. Es tal el estado de sumisión al que voluntariamente se someten que han llegado al extremo de perder los anhelos de pensar en libertad. Se conforman con pensar lo que los medios les indican que deben pensar. Es igual con todo: usan la ropa que les impone la sociedad comercial, consumen las bebidas y comidas que tienen más anuncios publicitarios, hasta procuran ser amigos de las personas que están más expuestos, pues eso podría garantizarles que los demás van a fijarse en ellos.
En occidente podemos rastrear los orígenes del pensamiento del hombre civilizado hasta los griegos. La filosofía griega representa el inicio escrito de un tipo de pensamiento orientado hacia la búsqueda del bien de la humanidad. Mucho tiempo antes de los inicios de la filosofía griega, el hombre primitivo luchaba hasta el último momento por no ser sometido a la esclavitud. Se cree que muchas tribus y razas humanas desaparecieron por esa causa. Sin embargo el hombre de hoy no parece estar interesado en ejercer su derecho a pensar en libertad y mucho menos a librarse de la esclavitud que representa el estar acorde con los últimos designios de la sociedad mercantilista que prevalece en la mayoría de los países del mundo. Como consecuencia de esto, casi no se escucha a los seres humanos hablar de temas y preguntas que antes eran tan comunes como: ¿tiene el hombre una misión en la vida?; ¿cómo puedo contribuir a que la humanidad viva mejor?; ¿afectan mis acciones a las vidas de mis semejantes o soy un ser que puede vivir aislado de los demás…? En vez de ese tipo de preguntas existencialistas, otras preguntas son las más frecuentes hoy en día, especialmente entre nuestra juventud: ¿qué ropa me pondré esta noche para irme a beber alcohol con mis amigos?; ¿cómo conseguiré dinero para comprarme el último celular que salió al mercado?; ¿cuáles son las marcas de zapatos y carteras que más se usan, para yo comprármelos?Esa es la esclavitud moderna. Hace mucho que los poderosos del planeta entendieron que les salía más caro el mantener granjas llenas de esclavos a quienes había que alimentar, vestir, y pagarles a un capataz para que les dé latigazos. Eso, entendieron ellos, era un gasto innecesario, y el tiempo les ha dado la razón. Hoy los esclavos posmodernistas trabajan por dos centavos, cinco días a la semana, a veces seis, cumplen un horario de ocho de la mañana a seis de la tarde, tienen que pagarse su propia renta, costear sus medicinas y consultas médicas, y comprarse sus alimentos. Sí, los esclavistas salieron ganando. Encima de eso, los controles del capitalismo vieron que todo era beneficioso para sus cuentas bancarias y añadieron lo siguiente: fabrican un celular nuevo cada dos meses y, aunque no le cambien gran cosa de lo que tenía el anterior, inician una agresiva campaña publicitaria para que sus esclavos les devuelvan el dinero que con tanto sacrificio ganaron, y se desesperen por adquirir la nueva mercancía; inducen a sus esclavos a creer que sólo pueden verse bien vestidos si compran la ropa cara que ellos venden y les hacen creer que estar a la moda es el sentido de la buena vida; tienen drogas ilegales favoritas a las cuales suben el precio a su antojo para que sus esclavos también tengan la opción de drogarse costosamente; crean todo tipo de loterías y juegos de azar como forma de hacer a sus esclavos gastar el dinero que obtienen trabajando, que no puedan guardar un centavo, y muchomenos invertir en su propio desarrollo. Entre otras medidas que implementan según la temporada y que los esclavos posmodernistas aplauden con júbilo.
Hay un camino que libera de la esclavitud, un camino que no te cuesta nada seguir pero te rinde múltiples beneficios, principalmente te regala la vida eterna y te ayuda a vivir en este plano material sin penas ni sufrimientos, porque te confiere la libertad que te da felicidad. Ese camino se llama Jesucristo. Te invito a conocerlo, Él es la Verdad, y representa el sentido perfecto de la vida. Conoce la verdad y ella te hará libre para siempre (Juan 8:31-32).

martes, 18 de noviembre de 2014

Hablemos de las Buenas Nuevas.

La gente dice no querer que haya tanta maldad en la Tierra. Se alarman y se golpean en el pecho cada vez que escuchan las atrocidades que ocurren diariamente, pero no hacen lo suficiente para contribuir a que las cosas buenas sucedan. Y aún si se enteran de que las cosas buenas han sucedido, la mayoría de las veces no se encargan de compartir esas noticias buenas con sus relacionados y amigos. Prefieren, en muchos casos, hablar de las cosas negativas, supuestamente asombrados de cómo la maldad se incrementa en el mundo. Hablan de un hijo que maltrató a sus padres, pero no mencionan los miles de hijos que aman y cuidan a sus progenitores con mucho amor; se escandalizan por una negligencia médica de la cual se enteraron, pero no comentan todos los días de los miles de médicos y enfermeras que arriesgan sus vidas trabajando en países azotados por terribles epidemias. Algunos se divierten propagando el morbo, otros  son víctimas de la ignorancia, y los hay indiferentes, a quienes no les importa reflexionar acerca de las cosas que hablan y comparten con los demás.
Vamos a esparcir las Buenas Nuevas: Dios es amor, Cristo resucitó y venció al mundo, los hijos que honran a sus padres tienen una vida larga y próspera en la Tierra… Hablemos de las cosas buenas. Cristo te ama. 

Helicópteros y aviones.


El reino de Dios es como los helicópteros y aviones… nadie puede volarlos si antes no ha recibido instrucción. Si quieres aprender a volar cualquiera de esos aparatos debes inscribirte en la academia de vuelo. Entonces, si quieres aprender a vivir en el reino de Dios inscríbete con el mejor instructor: Cristo, el Mesías, el Redentor y Salvador del mundo. Escudriña sus enseñanzas… tendrás el mejor viaje de tu vida.

domingo, 16 de noviembre de 2014

Las palabras que decimos.


“No jurarás ni por tu cabeza, porque no puedes hacer que un cabello sea ni blanco ni negro. Pero sea vuestro hablar, ’sí’, ’sí’, y ’no’, ’no’. Porque lo que va más allá de esto, procede del mal. (Mateo 5:36-37).

Una de las razones que hace a la gente pensar antes de aceptar a Cristo en sus corazones es el hecho de no sentirse capaz de afirmar su forma de hablar. Es casi una moda el hablar con ambigüedad, vagamente, dejando las cosas en el aire. De esa manera lo que se dice oy puede ser cambiado mañana y acompañarlo de la aclaración correspondiente. Lo vemos a diario, personas que dicen “eso no fue lo que yo quise decir, lo que yo dije fue…”, lo peor de todo es que ese tipo de personas sabe bien que nadie le está creyendo su cuento. Sí, eso es lo peor, que lo hacen de manera consciente, sabiendo lo que están haciendo. La palabra dice que ese tipo de conducta y esa forma de hablar procede del mal. Para que no nos hagamos los locos, cuando así se habla se está siendo un fiel representante del padre de la mentira. Es decir, se está trabajando para el maligno. Algo serio a tener en cuenta para todos los que decimos seguir la doctrina de Cristo.
Sea vuestro hablar sí. Siempre que usted esté seguro de que puede cumplir lo que dice es un deber afirmarlo categóricamente con un rotundo sí. De igual manera si usted sabe que no puede llevar a cabo lo que se le presenta, pues diga un no, y se acabó. Jurar, como buscando reafirmar lo que se dice, como tratando de darle más seguridad a nuestro interlocutor de la intención de cumplir lo expresado, tampoco viene de Dios sino que viene del mal. La gente ya no confía en los juramentos de todos modos, pero si usted jura por cualquier cosa está mintiendo. Miente porque usted no sabe lo que sucederá mañana o en una hora o en cuestión de minutos. Entonces usted jura a alguien que llegará a tiempo o que hará tal o cual cosa y luego ocurre un imprevisto, algo que escapa de sus manos, su juramento queda tirado por el suelo junto a la credibilidad que usted pudiera haber tenido y al final sólo dijo mentiras. Me voy más lejos. El enemigo siempre está al acecho de las acciones de quienes no trabajamos para él, está al acecho del hombre en sentido general, pero dentro de sus propósitos está el hacer que los cristianos quedemos mal ante otras personas y que nuestra palabra no inspire confianza en quien la escuche. Debemos tener sumo cuidado con lo que hablamos, principalmente con los compromisos que asumimos. Somos representantes de Cristo aquí en el plano material y por lo tanto debemos comportarnos a la altura de nuestra investidura. Si usted se acostumbra a tomar a la ligera el decir que sí o que no, sin estar seguro que puede hacer lo que está diciendo, también corre el riesgo de no saber luego identificar cuando otra persona le está hablando mentiras. Sí, porque los que hemos nacido del Espíritu tenemos la capacidad de ver la verdad y reconocerla, por eso no es fácil engañarnos. Esto es siempre y cuando cumplamos con lo que nos dice el Señor en su palabra, de lo contrario estamos trabajando en contra de nuestra misión. Sea algo pequeño o grande, no importa la circusntancia, si usted no está seguro mejor pida tiempo para pensar su respuesta pero nunca diga un sí o un no para luego tener que cambiarlo o tener que inventarse cuentos. No ponga en duda su credibilidad. Respétese a usted mismo y tome en serio todo lo que diga, muchos factores dependen de ese detalle.

sábado, 15 de noviembre de 2014

La tecnología del manual de vida.

Los avances tecnológicos han contribuido en forma significativa al desarrollo deportivo en las últimas décadas. Recuerdo un especial televisivo que mostraba como, mediante la colocación de una especie de sensor en forma de pantalla colocado en una pista de atletismo, los entrenadores podían identificar los fallos en las pisadas de los atletas y una vez señalados procedían a orientar a sus pupilos con el fin de corregir dichos fallos. El especial fue grabado en el albergue olímpico de Colorado, Estados Unidos, con motivo de los juegos olímpicos de Los ángeles 1984. Durante la realización de un curso para entrenadores de natación, llevado a cabo a mediados de los ochenta, nos fueron mostrados varios videos de nadadores para que aprendiéramos a identificar las deficiencias en las brazadas, patadas y vueltas olímpicas de los atletas. Mediante películas tomadas debajo del agua nos enseñaban la diferencia en los resultados obtenidos por los nadadores al realizar brazadas de forma correcta para que comparáramos diferentes tipos de técnicas aplicadas en la corrección de estilos. Resultaba asombroso el comprobar que la tecnología realmente estaba dando un giro increíble a los entrenamientos deportivos. Desde entonces a la fecha han ocurrido grandes cambios. La tecnología se supera a sí misma cada día que pasa. Hoy en día cualquier atleta tiene a su disposición un teléfono móvil con el cual filmar sus prácticas y hacer, en base a lo observado, las modificaciones necesarias para mejorar su calidad deportiva. Los peloteros de Grandes Ligas, por ejemplo, estudian a sus oponentes a través de la magia del video. Invierten parte de su tiempo mirando a los lanzadores que enfrentarán en el próximo juego y los lanzadores por su parte también estudian a los bateadores valiéndose de la tecnología. Claro, esto solamente lo hacen los buenos jugadores, los que tienen disciplina y quieren hacer las cosas bien. Los demás tienen que conformarse con ser parte del montón. Por eso hay tanta diferencia entre los buenos atletas y los que pertenecen al promedio, estos últimos casi nunca llegan a implantar marcas de importancia que sean positivas.
En la vida diaria ocurre igual. Hay personas que disfrutan su vida plenamente y establecen récords de felicidad consecutiva sin importar cuan mala esté la economía o si los planes no resultan como los habían planeado. Es el tipo especial de gente que conoce el manual de la vida, consta de 66 libros escritos por diferentes autores y se llama la Biblia. Todavía no ha sido inventada ninguna tecnología tan completa como esa. En sus páginas usted puede encontrar desde cuestiones de salud (1ª de Timoteo 5:23; Proverbios 17:22) hasta consejos sobre sus negocios (Proverbios 11:1) … es asunto de escudriñarla pacientemente y averiguar que enseñanza se refiere a lo que usted necesita en el momento. Sin embargo, la especialidad de la Biblia se encuentra en el plano espiritual. Es ahí donde radica el secreto para ser feliz y sentirse plenamente satisfecho consigo mismo. La enseñanza más completa que encontramos en la Biblia se refiere al amor: “Amar a Dios sobre todas las cosas y amar a tu prójimo como a ti mismo” (Marcos 12:28-34). Les voy a dar un ejemplo de lo que significa escudriñar la Biblia. En esa pequeña frase nos damos cuenta que amar a Dios es el primer mandamiento divino, que amarlo sobre todas las cosas significa que la familia, la carrera profesional, los deportes, la diversión, o cualquiera que sea su prioridad en este plano material, debe estar en segundo plano, después de Dios. Si vive de ese modo usted siempre será feliz. Luego nos dice que debemos amar a nuestro prójimo como a nosotros mismo. Si meditan esa frase un momento, notarán que para usted poder amar a su prójimo primero debe amarse a usted mismo. Sí, no hay manera que usted pueda amar a otra persona si usted no se ama, no puede cuidar a sus hijos si no se cuida usted primero, no puede ayudar a sus padres si no se ayuda usted… y así sucesivamente. Pero ya dijimos que Dios es primero que todo, y que cuando amamos a Dios por encima de todas las cosas es cuando realmente conocemos la felicidad que nada en este mundo material puede igualar… ¿Qué quiere decir esto? Que para amarnos a nosotros mismos es necesario que seamos felices y estemos satisfechos con lo que somos y lo que sentimos, pero esto sólo se logra teniendo a Dios en el primer lugar de nuestras vidas y por consiguiente, para amar a nuestro prójimo como a nosotros mismos, primero tenemos que amar a Dios más que a todas las cosas que conocemos. Concluyendo: el amor a Dios es igual al amor por nosotros mismos y este es igual a la forma en que debemos amar a los demás. Si la humanidad entera viviera de ese modo no tendríamos problemas. No existiera la explotación del ombre por el hombre (Eclesiastés 8:9), no murieran tantas personas de hambre en el mundo, no existiera el crimen ni costara tanto dinero el poder vivir dignamente… porque la gente amara a sus prójimos y no querría desearle ningún mal, por lo tanto pusiéramos todos nuestros talentos al servicio de los demás, sirviendo al Creador y a ninguno nos faltara nada (Salmo 23:1). Esa es la forma correcta de utilizar la tecnología más moderna del mundo, la única que no será superada por ninguna otra que sea inventada mañana, que no necesita otra batería que el amor de Dios y que está al alcance de tu mano de manera gratuita. ¡Tremenda tecnología! Te invito a no ser parte del montón… escudriña las escrituras.

jueves, 13 de noviembre de 2014

Por amor del nombre.


porque partieron por amor del Nombre, sin tomar nada de los gentiles”.  (3ª de Juan. 1:7).

Una señora le comentaba a su amiga de cómo ella y su esposo habían vendido sus pertenencias en Santo Domingo para irse a residir a una provincia en la región Este del país. Ella decía que habían abierto una iglesia en la cual su esposo se desempeñaba como pastor y comentaba que todavía no tenían mucha gente asistiendo a la iglesia y tenían muchos gastos con todo eso de la mudanza y la adquisición del nuevo local. Y luego añadió que eso sería sólo al principio pero que después tendrían muchos miembros y las cosas le irían mejor económicamente. La amiga a quien esa señora le comentaba todo aquello estaba recién casada y en aquellos días estaba reflexionando acerca de cuál sería la forma más correcta de ayudar a su esposo con los asuntos económicos del hogar. También pensaba en la manera de mantener la armonía en su nueva familia y lograr el afianzamiento matrimonial que una pareja de recién casados necesita. Ella había pensado en asistir a la iglesia como una forma de tener una actividad sana que compartir con su esposo, pero al escuchar la forma frívola en que su interlocutora hablaba sobre su nueva iglesia se preguntó si formar parte de una comunidad eclesiástica sería la mejor opción.
Algunos cristianos se sienten incómodos al escuchar relatos de esa naturaleza. Hay quienes incluso se sienten aludidos, como si estuvieran tratando de echarles en cara que el cristianismo es un negocio. Desafortunadamente existen muchas personas que se dedican a la predicación de la palabra de Dios con el propósito de tener un medio de acumular riquezas, ignorando la verdadera naturaleza de trabajar para el Altísimo. Llegan al extremo de justificar su accionar escudándose detrás del verso que dice “el obrero es digno de su salario” (Mateo 10:10; Lucas 10:7), obviando el resto de las palabras de Jesús sobre dar por gracia lo que por gracia han recibido y no acumular oro ni plata en el ejercicio de su labor para el reino de Dios (Mateo 10:5-10), y a veces creen que es natural tener una iglesia como se tiene una tienda de ropa o un negocio de comida. Las razones que provocan ese tipo de mentalidad en algunos “cristianos” son diversas. Unos lo hacen por ignorancia, otros por ambición y avaricia, por aprovecharse de la fe de otros cristianos para llevar una vida acomodada. Hay quienes creen que esa es la forma correcta de hacerlo y no hay quien se atreva a decirles que no es así. La consecuencia de todo esto es que habrá personas no cristianas que utilizarán relatos como el que expuse al inicio de este escrito para denostar la fe cristiana y querer medir a todos con la misma vara. Peor aún, hay verdaderos cristianos que prefieren hacerse de la vista gorda ante hechos tan evidentes y no se preguntan cuál será el destino de los fondos recaudados en la iglesia a la que asisten, solo por no contradecir a su pastor. Tampoco ven como algo extraño que su iglesia nunca realice una campaña externa de predicación, que todo se lleve a cabo entre las cuatro paredes del templo, que haya hermanos con tanta necesidad dentro de la misma iglesia pero no existe un fondo económico destinado a asistir a esos hermanos, a comprarle una medicina a un enfermo o quizás darle una mano a esos estudiantes que tienen que invertir tanto dinero en libros. Es más, hay iglesias que ni siquiera se enteran de las cosas que pasan entre su membresía, y no hacen diligencias de saber la razón de la ausencia en los cultos de algunos de sus hermanos en Cristo. Ven al pastor manejando un carro de lujo y vistiendo siempre elegantemente, pero no se atreven a preguntar si lo que pasa en la iglesia está bien o mal.
La tercera epístola del apóstol Juan va dirigida a Gayo, un hermano cristiano que tenía por costumbre apoyar a los obreros que trabajaban exclusivamente para la obra de Dios “sin tomar nada de los gentiles”, es decir que trabajaban sin esperar recibir nada de esas personas a quienes les predicaban el mensaje de salvación. Juan dice que es ocupación de la iglesia sostener a sus obreros, apoyar a los fieles que dedican sus vidas a la obra del Señor. No se refiere a que un pastor predicará los domingos, quizás otro día más en la semana, para vivir a expensas de los miembros de su iglesia. Nadie ha dicho que servir a Dios es vivir cómodamente gracias al fruto del trabajo de otros. Entre robar y ese estilo de vida hay una relación tan cercana que es normal que cualquiera sospeche de esa clase de pastores. Si una iglesia no realiza una labor comunitaria constante y permanente en la comunidad donde está ubicada o en cualquier otro lugar donde consideren necesario, entonces sus pastores deben conseguirse un trabajo para los días de semana y no pretender vivir de los diezmos y ofrendas. Que hay iglesias que solamente abren sus puertas los domingos y el resto de la semana las tienen cerradas. ¿Es eso una verdadera iglesia? ¡Claro que no!
Los que trabajan por amor del nombre viven dedicados tiempo completo a la predicación de las buenas nuevas y a cumplir sus deberes cristianos. Jesucristo, el buen pastor (Juan 10:11-14), no enviaba a sus apóstoles a recoger dinero para él sino que lo recaudado en la congregación era para la obra del Señor, para cubrir todos los gastos en la congregación. Los ejemplos bíblicos nos muestran a individuos que abandonaban sus hogares para trasladarse a otras regiones lejanas sin otro equipaje que no fuera el que llevaban encima. Hoy en día hay apóstoles dueños de grandes corporaciones que viven rodeados de lujos y comodidades mientras la miseria corroe a comunidades enteras dentro de la misma demarcación geográfica a la cual ellos pertenecen. ¿Hallará Cristo fe en la tierra cuando vuelva?
El apóstol Pablo se dedicaba a la fabricación de tiendas como medio de sustento al mismo tiempo que arriesgaba su vida en la predicación de la palabra (Hechos 18:2-4). El apóstol Pedro habló a los hermanos sobre designar a siete personas para que manejaran los fondos de la iglesia y así él y los demás apóstoles poder dedicarse a la propagación de las buenas nuevas mientras esos hermanos se dedicarían a suplir las carencias de los más necesitados dentro de la hermandad cristiana (Hechos 6:1-6). ¿Siguen todas las iglesias de hoy el ejemplo dejado por los apóstoles?, si fuera así el mundo sería muy distinto al que conocemos. La verdad es que un gran número de iglesias son el negocio personal del pastor y su esposa y ni siquiera los diáconos y adoradores reciben un mínimo apoyo en sus gastos, porque el pastor es el que sabe. Hazte una pregunta hermano ¿está tu iglesia cumpliendo con los verdaderos deberes cristianos?

miércoles, 12 de noviembre de 2014

La clave del perdón.

El tema del perdón es uno de los más complejos a los que tiene que enfrentarse la humanidad. Al hombre no le es tan fácil entender y aceptar que le conviene perdonar. Creo que todos entendemos eso. Hay personas que son más sensibles que otras, se ofenden por cualquier cosa y encuentran faltas en cualquier acto que a ellos les parezca un agravio en contra de su persona, aunque sólo sea un accidente o un error involuntario. Esas personas no la pasan bien. Tampoco lo pasan bien las personas que guardan rencor en sus corazones. Se someten a tal amargura que llegan a enfermarse y hacen del mal humor parte intrínseca de sus personalidades. Si uno ve a una persona que siempre está malhumorada y aburrida es muy probable que esa persona tenga muchos resentimientos guardados en su corazón. Hacer tal cosa sólo daña a quien la hace. A nadie le conviene guardar rencor, hay que evitarlo a toda costa, es cuestión de analizar los hechos de un modo objetivo, entender la causa y el origen de la acción cometida y luego preguntarse uno mismo ¿Qué gano yo con guardar rencor por esta acción?, es una de las pocas preguntas que existen cuya respuesta es siempre agradablemente negativa. Sí, porque si llegas a la conclusión de que nada se gana con el rencor y, por el contrario, puedes llegar a perder mucho, incluso tu salud, inmediatamente te darás cuenta que ese no es un buen negocio. Así de simple.
Más ¿Qué sucede cuando alguien lastima tu amor propio e hiere tus sentimientos?, ¿qué ocurre cuando a pesar de los razonamientos te das cuenta que lo sucedido en verdad te duele? Sabemos que el tiempo cura las heridas, que nos sentiremos mejor con el paso de los días, pero mientras tanto existe un hoy y tenemos que lidiar con lo que hoy sentimos. El capítulo 18 del libro de Mateo, versos 15 al 35, nos explica detalladamente las diferentes circunstancias que se presentan con respecto al tema del perdón. Nos dice como actuar y de qué manera debemos perdonar. Incluso, nos enseña la forma de actuar, dependiendo del tipo de persona que ha cometido la falta. Comenzando por las personas de quienes tenemos constancia acerca de su conocimiento de la palabra de Dios, no me refiero exclusivamente a religiosos sino a todo aquel que sigue el camino que Cristo dejó hecho para nosotros. Al reconocer que un hermano ha cometido una falta u ofensa en contra nuestra, lo primero que debemos hacer es confrontarlo. Esto es sumamente importante. A veces ocurre que la persona infractora ni siquiera sabe que ha cometido dicha infracción, ignora que ha incurrido en una violación a los derechos de su hermano, por eso es conveniente que la persona ofendida le haga saber al ofensor su visión y sentir respecto a lo acontecido. Si dicha persona muestra arrepentimiento y está dispuesta a reparar el daño causado, siempre y cuando sea  posible, o pide perdón, prometiendo no volver a hacerlo, entonces esa persona debe ser perdonada de su deuda. Si en cambio no muestra arrepentimiento ni desea escuchar los reclamos del ofendido, hay que confrontarlo con dos o tres testigos con quien esta persona tenga lazos fraternales. Pueden ser miembros de la misma iglesia que él asiste, o hermanos de una misma institución en la cual se trabaje para la obra del Señor. Si aún delante de los testigos no está dispuesto a variar su actitud, entonces dice la  Biblia que lo tengamos por gentil y publicano, como una persona a quien no le interesa conocer a Dios. En otras palabras, podemos dejar de considerarlo como una persona en quien debemos confiar, alguien de quien nos conviene alejarnos y mantenernos lejos. Nada de eso significa que debemos guardar rencor, pero está claro que si una persona no desea rectificar el mal que ha hecho es porque no le interesa ser perdonado por ti y no le interesas tú. Evitar ese tipo de personas también nos evitará el tener que seguir enfrentándonos con el dilema del perdón. Tengamos siempre presente que a nuestros hermanos, los que se muestran arrepentidos del error o daño cometido, debemos perdonarlos hasta setenta veces siete. Cubrámonos de amor para lograrlo con mayor facilidad, porque todo lo podemos en Cristo que nos fortalece, y si no sabemos perdonar de corazón, tampoco somos merecedores del perdón de Dios.

miércoles, 29 de octubre de 2014

El fariseo y el publicano.

El fariseo que orando de pie en la sinagoga da gracias por no ser como otras personas sino que él cumple con todos los requisitos de un buen miembro de su congregación religiosa… no está hablando con Dios. Él está hablando "consigo mismo", y lo dice la Biblia (Lucas 18:10-14). Todos los que alguna vez hemos compartido aunque sea un breve espacio de tiempo con personas pertenecientes a comunidades religiosas hemos escuchado al menos una vez el comentario de: "yo soy hijo de la promesa, mis padres eran cristianos y yo nací en el cristianismo" o "nunca falto a la iglesia, siempre ayuno, doy mis diezmos y ofrendas", y algunos comentarios más de esa misma índole que en ocasiones no es más que una especie de modo jactancioso de creerse mejores creyentes que otros que apenas tienen uno o dos años de conocer la doctrina religiosa en cuestión. Probablemente esas personas también oran para ellos mismos, como lo ilustra el pasaje de Lucas, y ellos creen que hablan con Dios. La otra cara de la moneda es la de aquel publicano, en el mismo pasaje, que se siente tan poca cosa que no quiere ni siquiera mirar al cielo sino que implora a Dios que lo tome en cuenta sin mirar sus faltas. Sobre este último, dijo Jesús a sus discípulos, que descendió a su casa justificado, no así el fariseo, "porque cualquiera que se enaltece será humillado y el que se humille será enaltecido". Es decir que no importa si es un pastor, una monja, un diácono o un adorador… cualquiera que se enaltece es humillado por su propio accionar, por creerse mejor que los demás. No hay que buscar otro culpable de esta humillación que no sea la propia persona que pretende ser mejor que los ladrones, injustos, adúlteros, etc. Esto porque debemos estudiar la palabra y aprender de sus enseñanzas. Ser humilde ante nuestro creador es una garantía de que no incurriremos en ese tipo de fallo al creernos mejores que otros, aunque esos otros vivan en el pecado. Hay que concentrarse en la viga del propio ojo y no en la paja del ojo ajeno. En última instancia, no existe una sola cosa que podamos hacer para reclamar luego que merecemos ser premiados puesto que Dios nos ha dado todo por su gracia, y nuestras acciones no estarán nunca a la altura de la misericordia de nuestro Creador.

Así que cuando ores al Altísimo no intentes echarle en cara todo lo bien que te has portado, porque él lo sabe todo, mejor pídele que te dé fortaleza para afrontar las pruebas de este día y que perdone las faltas que puedes haber cometido aún sin darte cuenta. Eso es lo que le agrada al Señor.

sábado, 18 de octubre de 2014

La verdadera iglesia de Cristo.

Las cosas de la Tierra, de la Tierra son. Lo espiritual no pertenece al mundo material. Lo que sucede en un plano se refleja en el otro, pero lo espiritual es superior al plano material. Esto no lo entendieron los fariseos y siguen sin entenderlo muchos cristianos de este tiempo. Los fariseos tenían puesta una condición en sus mentes con la cual creían poder reconocer al Cristo. Ellos pensaban que el Mesías tenía que ser hijo de David y haber nacido en Belén (Juan 7:42), pues así lo dicen las escrituras. Tan encerrados estaban en ese pensamiento que al ver a Jesús, hijo de un carpintero de Galilea, inmediatamente descartaron que este pudiera ser el Mesías esperado. Lo irónico de este asunto es que ellos, los fariseos, tenían en gran parte el control del pueblo judío. No les hubiera resultado difícil indagar entre sus registros que José, esposo de María, a quien ellos reconocían como padre de Jesús, procedía de la tribu de Judá, descendiente directo de David (Mateo 1:16, Lucas 3:23-33); habrían podido indagar sin dificultad que Jesús nació en Belén, porque allí se dirigieron sus padres con motivo del censo al que fueron sometidos los judíos en el tiempo del nacimiento de Jesús. Pero no lo hicieron. No aparece en los evangelios una sola evidencia de que los fariseos hubieran investigado el origen del nacimiento de Jesús, aunque fuera sólo para demostrar con pruebas claras que ese carpintero no podía ser el Mesías. Ellos estaban muy encerrados en lo material, en sus creencias terrenales, no se interesaban en consultar al Espíritu de Dios, no mostraban ningún tipo de interés en lo espiritual. Solamente querían conservar el poder que tenían sobre el plano material, sobre el pueblo judío, sobre la gente a quienes su doctrina manejaba a su antojo.
En el libro de Mateo, capítulo 19, versos del 41 al 46, vemos como Jesús les pregunta a los fariseos acerca de si ellos sabían de quien era hijo el Cristo. Los fariseos respondieron que el Cristo era hijo de David. Entonces Jesús les preguntó como era que David lo llamaba Señor en el Espíritu, y les motivaba a pensar sobre como podía ser que el Cristo era hijo de David si este lo llamaba Señor. En el plano material, entre las leyes terrenales a las que los fariseos estaban subyugados, era prácticamente imposible que un hijo fuera el Señor de su padre. Esas cosas no eran bien vistas ni aceptadas por el régimen patriarcal en que ellos vivían. Por todas esas cosas se les imposibilitaba ver una respuesta que no fuera la que ellos tenían preconcebida. Aquel día dejaron de hacerle preguntas a Jesús, porque no entendían nada de lo espiritual. Si hubieran tenido conocimiento de las cosas del Espíritu habrían sabido la respuesta y sobre todo habrían querido aprender más de todo lo que Jesús les enseñaba como una muestra de su misericordia. Lo espiritual no es igual a lo material.
Hoy en día existen personas tan encerradas en lo material como aquellos fariseos lo estaban, cristianos adeptos a diferentes sectas y doctrinas del mundo material, seguidores de diferentes denominaciones, que ponen en sus mentes la convicción de que aquellos quienes no pertenecen a la denominación de ellos no encontrarán la salvación, y defienden el nombre de sus iglesias hasta con sus propias vidas. Ellos piensan que la doctrina de hombres es igual al alimento espiritual que Cristo nos da por su gracia, sólo porque bautizaron un edificio con un nombre y pretenden diferenciar sus cultos como una manera de mantenerse alejados y separados de aquellos que están, según su propia doctrina, errados en el camino. Pretenden obviar la única verdad: que el Espíritu es uno solo y por lo tanto todos los cristianos somos miembros de un solo cuerpo espiritual que es el cuerpo de Cristo.
En el plano físico el Cristo tenía que ser de la descendencia de David, de la tribu de Judá. En el plano espiritual el Cristo es Señor de David como lo es de toda la humanidad. Es Señor de señores y Rey de reyes. Existen muchas iglesias con diversas doctrinas y diferentes denominaciones, pero esas son cosas del plano material. En el plano espiritual hay una sola iglesia, la iglesia que representa el cuerpo de Cristo, Salvador y Redentor del mundo, quien venció a los principados de maldad y les arrebató el poder que tenían sobre la humanidad. Esa es la verdadera iglesia, la única real e importante, y en esa iglesia somos todos miembros del mismo cuerpo espiritual. El que tenga cerebro para entender que entienda.

lunes, 13 de octubre de 2014

Atrévete a conocer a Dios.

Se engañan a ellos mismos quienes piensan que por el simple hecho de decir que sienten temór al Señor han asegurado su relación con el Todopoderoso y han encontrado la salvación. Los escucho a cada momento, en todos lados, dicen que leen la Biblia, que a veces van a la iglesia, que se portan bien y creen en Dios. Esos son meros aspectos superficiales de lo que significa conocer a Dios y adorarlo en Espíritu y en verdad. Jesucristo habló de tales personas en la parábola del sembrador (Marcos 4:3-20), los describe como semillas que caen junto al camino y son devoradas por las aves; semillas que caen entre pedregales y son secadas por el sol por no tener raíz; y, semillas que son sembradas entre espinos y son ahogadas por estos. Esas personas en quienes la palabra no produce ningún o muy poco efecto nunca han conocido al Señor. Ellos creen saber algo de Dios pero solamente se engañan. Nada saben del reino de Dios y su justicia. ¿Qué importa si van a la iglesia si no sienten el llamado de Cristo en sus corazones? Hay demonios malvados que también van a la iglesia vestidos de mansos corderos cuando en realidad son lobos rapaces que buscan hacer daño a los discípulos de Cristo (Mateo 7:15; Hechos 20:29-30).
Las semillas que caen junto al camino es la palabra que se siembra en las personas que viven apartados de Dios, unos por ser víctimas de las tinieblas en las cuales se mueven despistados, otros son amigos del maligno y no pierden tiempo en hacer daño a otros. A esa gente la palabra de Dios no le entra de ninguna manera, porque su padre el diablo se las quita en seguida de sus vidas. Aunque digan que leen la Biblia, es algo que dicen sólo para encontrar la forma de disimular lo que verdaderamente son. A ellos no les entra la palabra de Dios porque viven sumergidos en un mundo oscuro donde la maldad impera. Están junto al camino, no en el camino, pues el camino es Cristo y a él no le han conocido.
La semilla que cae entre las piedras es la palabra dada a esas personas que escuchan con cierta atención cuando se les predica, sienten el amor de Dios y el poder de la palabra como ilumina sus mentes y da gozo a sus vidas, pero en cuanto el maligno comienza a perturbar su paz optan por abandonar el sendero que conduce a Cristo. Esa gente dice querer aceptar a Cristo, quiere saber más de Dios pero no está dispuesta a pagar el precio de limpiar sus existencias, porque esa limpieza a menudo es dolorosa, porque los principados de maldad no desean que sus vidas les sean entregadas al Señor, porque la poca fe es sinónimo de cobardía.
La semilla sembrada entre espinos se refiere a las personas que buscan de Dios porque desean obtener algo, alcanzar alguna meta terrenal o porque se encuentran en problemas y quieren ser librados de los mismos, no porque sienten el llamado en sus corazones. Pretenden alabar al Creador, buscan respuestas a sus interrogantes en la Biblia con desesperación, hasta cambian de estilo de vida por unos días, pero en cuanto obtienen lo que buscaban o en cuanto se sienten aliviados de sus problemas vuelven a vivir tal y como antes vivían. Entregados a la obtención de riquezas, subyugados a los afanes de la vida terrenal, haciendo planes acerca de todas las cosas que desean para el plano material, y terminan ahogados entre tanta confusión.
La semilla que cae en tierra fértil da frutos al treinta, sesenta y cien por uno. Primero cambian sus vidas, luego tocan la vidas de otros con su ejemplo y su predicación, alcanzando la plenitud cuando viven completamente para el reino de Dios. Estas personas se instruyen en la palabra de Dios y la escudriñan con ahinco, luego instruyen a otros hasta hacerlos sus discípulos y al final consiguen la paz que sólo da el vivir enteramente para nuestro Creador.
Si quieres saber lo que significa conocer a Dios debes saber que hay un solo camino para lograrlo, un camino llamado Cristo. Por medio a él llegarás al padre, dándole tu vida a él tendrás la vida eterna que tenemos los que hemos alcanzado la salvación. Si escuchas la voz de Cristo y no la conoces, probablemente ese llamado no es para ti, pero si sientes en tu corazón ese leve susurro de amor que da la convicción de haber llegado a estar cerca de su gracia y de su amor, te exhorto a que lo tomes en serio. Atrévete a tomar el camino angosto (Mateo 7:14) y dale a tu vida la mejor oportunidad que cualquier ser puede tener, la oportunidad de vivir para y con Dios.

domingo, 20 de julio de 2014

La verdad sin lugar a dudas.

Uno de los factores que dificulta la comunicación efectiva entre los seres humanos es el hecho de que no le creemos a nuestros semejantes. No es algo nuevo, viene de antaño, pero cada día se pone más de manifiesto. La gente duda de todo lo que ve y escucha, en ocasiones es el hábito de la incredulidad la razón de que el ser humano no logre lo que se propone. Sí, a veces somos tan incrédulos que dudamos de nosotros mismos. Desde lo más simple, aprender a hablar un segundo idioma, hasta algo tan ingenioso como lograr que un automóvil funcione sólo con el aire, son cuestiones que primero necesitan que quien los intenta se crea capaz de lograrlo. Si tiene dudas sobre su propia capacidad de creer, y esa duda se impone sobre todos los demás pensamientos, el fracaso está asegurado. Preferible es ni siquiera intentarlo. A primera vista, el hecho de que los seres humanos atesoren la incredulidad de una forma tan íntima que se asemeje al instinto de supervivencia, podría parecer algo natural en un mundo donde todo parece mentira y las mentiras son tan profesionalmente preparadas que llegan a ser consideradas como las únicas verdades. Llegar al extremo de limitarse en la vida y conformarse con vivir dentro del ámbito de la resignación sólo porque se ha decidido no creer en uno mismo, es el colmo de la incredulidad. En este, y todos los casos, el colmo significa que ya no hay espacio para ninguna otra cosa y la persona solamente cree que en nada cree.

Sin embargo, existen formas de abandonar para siempre el cautiverio que implica el vivir entre los muros de la duda y la mentira, decidiéndonos a caminar en la claridad de la verdad. La primera forma que aquí les planteo es estrictamente física y material, algo que se puede tocar, y por lo tanto llega a convencer al más escéptico de los seres humanos. Les hablo del conocimiento, de eso que algunos llaman información. Antes de llegar a cualquier tipo de conclusión es necesario que obtengamos información sobre el tema en cuestión, si no obtenemos suficientes datos es muy probable que nuestras conclusiones sean desacertadas. Nunca diga: "yo no puedo hacer tal cosa", si antes no ha investigado lo que conlleva el lograrlo. Primero nútrase de conocimiento sobre lo que le interesa, o sobre lo que se le está planteando, y luego haga sus conclusiones. Conocer algo a cabalidad es la mejor forma de actuar y decidir con propiedad y seguridad. Los pueblos perecen por falta de conocimiento, es algo que vemos a diario. Los ciudadanos de las naciones mejores instruidas en el campo de la educación y el conocimiento viven más,  tienen una mejor calidad de vida y eso no es algo fortuito, ellos tienen el conocimiento a su disposición y por consiguiente no son esclavos de la ignorancia, son dueños de la información que les ayuda a la hora de llegar a una conclusión. Lo mismo aplica en el plano de las relaciones interpersonales. Se ha dicho que uno no termina de conocer a los seres humanos, y en cierta forma eso es cierto, los seres humanos cambiamos todo el tiempo y vivimos en una constante adquisición de conocimiento acerca de nosotros mismos, pero tenemos una base natural sobre la cual se apoya todo lo demás, es nuestra naturaleza, lo que nos hace únicos e irrepetibles, la esencia de nuestras vidas. Ese es el punto que nos conviene identificar, lo que somos, el origen del conocimiento. Si podemos habitar en ese lugar seremos capaces de cualquier cosa que nos propongamos.

También podemos llegar a conocer esa base natural en todas y cada una de las personas que nos rodea. Solamente preste atención y utilice las mismas herramientas que utilizó para llegar a conocerse a usted mismo. No ponga pensamientos infundados en su mente, eso sólo dificultará la tarea de llegar a la verdad, simplemente escuche y observe sin distracción y obtendrá toda la información. Comience por escuchar lo que usted mismo cree y piensa. Se dará cuenta que muchas de las conclusiones que conforman su equipaje de creencias carecen de un fundamento sólido. Cuando las haya eliminado tendrá más espacio para pensar con claridad y por ende más posibilidades de llegar a la verdad.

La otra forma que aquí les comparto acontece en el plano espiritual, donde no intervienen ni la voluntad personal ni los pensamientos acumulados en la experiencia. El espíritu es la energía de la vida, lo que nos enlaza con todos y con todo lo que existe, lo que mueve el universo, la creación en su totalidad. Algunas personas piensan: "yo no entiendo eso del plano espiritual", a esas personas yo les digo: no piense mientras trata de entender, porque el espíritu no es entendimiento físico sino entendimiento espiritual, es energía pura. Una persona puede adquirir todo el conocimiento que necesita para vivir en el plano material, con esto tiene la mitad del proyecto en ejecución, pero la vida no está completa si no se vive en el plano espiritual. Es lo que le sucedió al joven rico que menciona la Biblia en el libro de Marcos, capítulo 10, versos 17 al 22. Sí, aquel que se acercó a Jesucristo y de rodillas le preguntó: "Maestro bueno, ¿qué haré para obtener la vida eterna?". Jesucristo le respondió: "…Tú conoces los mandamientos: No cometas homicidio, no cometas adulterio, no robes, no des falso testimonio, no defraudes, honra a tu padre y a tu madre.", a lo que el joven respondió que todo eso ya él lo había guardado desde su juventud. Jesús lo miró con amor y le dijo que le faltaba una cosa, vender todas sus pertenencias y regalarlo a los pobres. Acto seguido, el joven entristeció y se alejó abatido. En ese instante terminó la conversación entre el joven rico y Jesús y, al menos temporalmente, el joven desistió de su deseo de ganar la vida eterna. A todos nos ha pasado igual alguna vez, se nos presenta un obstáculo y estamos listos a tirar la toalla y abandonar aquello en lo que pusimos tantas esperanzas. El joven de este relato tenía mucho conocimiento, Jesús lo dice en su respuesta, que él conocía las cosas que decía la ley que debía hacer para lograr el objetivo por el cual se había acercado al maestro, pero no estaba dispuesto a renunciar a todo lo que en su mente él creía ser. Él era un tipo importante en el plano material, poseía muchas riquezas y no iba a renunciar a todo aquello ni siquiera por ganar la vida eterna. Es el típico caso de una persona materialmente religiosa que no conoce nada sobre el plano espiritual. Si a estas alturas usted se pregunta: "Qué tiene ese relato que ver conmigo", yo le digo que todo está relacionado con cada uno de nosotros. En el caso del joven rico, sus riquezas eran poseciones materiales, pero cada ser humano tiene sus propios tesoros, sus propias riquezas acumuladas a las cuales no está dispuesto a renunciar fácilmente. Esas riquezas personales de cada uno: hábitos, vicios, obsesiones, fantasías, y algunas más, pueden ser el obstáculo para alcanzar el pleno entendimiento espiritual. Cualquier cosa del plano físico que usted atesore como parte íntima de su ser, si usted la cree indispensable para su vida, forma parte de las riquezas que le impiden vivir en el plano espiritual. Vivimos en el plano material, tenemos un cuerpo físico porque lo necesitamos en este plano, es nuestro vehículo para transportarnos por el mundo. Mas, las cosas de este mundo físico no representan lo que podemos vivir en el espíritu. Por el contrario, si no sabemos utilizarlas, conscientes de que son sólo herramientas con las cuales trabajar en este plano, en vez de ventajas serán obstáculos en el camino hacia nuestros objetivos. Queremos saber cuando estamos escuchando la verdad, pues bien, en el plano material nos ayuda el obtener conocimiento pleno del tema que estamos tratando. En el plano espiritual está el Espíritu de verdad para guiarnos (Juan 16:13). Nos conviene armonizar el plano físico con el plano espiritual y lograr que nuestra mente esté cómoda al hacerlo. La incredulidad es una barrera tan grande, tan fuerte, que trasciende desde el plano físico y afecta lo que puede recibirse desde el plano espiritual. Por la incredulidad de muchos, el Señor Jesucristo no pudo realizar sus obras poderosas en Nazaret, su propia tierra, porque quedó asombrado de tanta incredulidad que veía en su gente (Marcos 6:5-7).

Físicamente obtenemos conocimiento, siempre sabiendo que esto es sólo una herramienta y no es lo que somos en esencia; espiritualmente nos dejamos guiar por el Espíritu Santo, por lo que Cristo nos enseña y por el discurrir espiritual que constantemente llega a nuestras existencias. Una experiencia renovadora de manera permanente. Es el conocimiento de la verdad que nos regala libertad.

martes, 8 de julio de 2014

Celibato: ¿Eunucos por elección o concesión?

El tema del celibato, adoptado por hombres que sirven a Dios, ha generado diversas opiniones en los últimos tiempos. La Biblia nos muestra que, aunque no todos los hombres seríamos capaces de elegir ese camino,  sí, en verdad es una virtud concedida a ciertos hombres el que puedan consagrar sus vidas a servir exclusivamente a Dios sin contraer matrimonio. Los siguientes pasajes bíblicos están en el capítulo 19 del libro de Mateo, versión Reyna - Valera.
3 Entonces los fariseos se acercaron a él para probarle, diciendo:
-¿Le es lícito al hombre divorciarse de su mujer por cualquier razón?
4 El respondió y dijo:
-¿No habéis leído que el que los creó en el principio, los hizo varón y mujer? 5 Y dijo: "Por esta causa el hombre dejará a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer; y serán los dos una sola carne." 6 Así que ya no son más dos, sino una sola carne. Por tanto, lo que Dios ha unido, no lo separe el hombre.
7 Le dijeron:
-¿Por qué, pues, mandó Moisés darle carta de divorcio y despedirla?
8 Les dijo:
-Ante vuestra dureza de corazón, Moisés os permitió divorciaros de vuestras mujeres; pero desde el principio no fue así. 9 Y os digo que cualquiera que se divorcia de su mujer, a no ser por causa de fornicación, y se casa con otra, comete adulterio.
10 Le dijeron sus discípulos:
-Si así es el caso del hombre con su mujer, no conviene casarse.
11 Entonces él les dijo:
-No todos son capaces de aceptar esta palabra, sino aquellos a quienes les está concedido. 12 Porque hay eunucos que nacieron así desde el vientre de la madre, hay eunucos que fueron hechos eunucos por los hombres, y hay eunucos que a sí mismos se hicieron eunucos por causa del reino de los cielos. El que puede aceptar esto, que lo acepte.

En la edad antigua u orienttal , el término eunuco se utilizaba para nombrar a los funcionarios favoritos del rey. Aquí vemos como Jesús dice que el poder aceptar no casarse le es concedido a algunos (en otras versiones bíblicas dice que es un regalo de Dios que se le concede a algunos),   y añade que hay hombres que se hacen a ellos mismos eunucos por causa del reino de los cielos, en clara alusión a aquellos hombres que prefieren y optan no conocer mujer con el fin de dedicarse a los asuntos celestiales, a los negocios de Dios. También advierte que esto no todos pueden llegar a hacerlo pero aconseja a todo aquel que pueda aceptarlo que lo haga. Está claro que aún aquellos a quienes este poder les es concedido, también han de hacer uso de su libre albedrío para tomar esa importante decisión. Cuando él dice que no todos son capaces de hacerlo, se refiere obviamente a que el hombre tiene por naturaleza la necesidad fisiológica, mental y emocional de estar acompañado. Jesús responde así a sus discípulos que dicen que no le conviene al hombre casarse si ha de tener que soportar la carga del matrimonio durante toda su vida sin tener la opción de divorciarse acogiéndose a las causas permitidas por la ley de Moisés, entonces Cristo no afirma que es conveniente no casarse, tampoco lo niega, más bien les indica que sí existen hombres que tienen esa concesión o ese poder, que pueden hacer posible el adoptar esa elección de mantenerse castos para dedicarse a Dios y cuidar a la esposa de Dios que es su iglesia. Esto es que Dios le ha concedido esa virtud a ciertos hombres. En otras palabras, los discípulos están opinando que no es fácil para el hombre lidiar con los asuntos del matrimonio sin contar con la opción de dar a la mujer carta de repudio, es decir, llegar al divorcio, si esto significa caer en adulterio. En la tradición hebrea la mujer permanecía subyugada a su marido pues este tenía la potestad de repudiarla si esta incurría en una falta, una infracción a las leyes del matrimonio o lo desobedecía de alguna manera. Jesús, en su respuesta, les dice que no todos los hombres tienen el poder de vivir sin una pareja. de lo cual se deduce que permanecer solos no es tan sencillo. Jesús lo admite al responder a sus discípulos con el ejemplo de los que se hacen voluntariamente eunucos para trabajar exclusivamente en las cosas de Dios, estos hombres recibieron ese poder del Señor, lo aceptaron y lo hicieron parte cenral de sus vidas. Ejemplos de estos casos, además de Jesús,  serían Juan el bautista y el apóstol Pablo, quienes no formaron familia sino que dedicaron sus vidas a los asuntos del Señor.

Nota: Como dice el escrito, en la antigüedad el término “eunuco”,se utilizaba para designar a los hombres de confianza de un gobernante, hombres que dedicaban sus vidas a servir al rey. Por eunuco también se entiende: un hombre castrado, también como un hombre poco viril o afeminado. Algunos reyes castraban a todos los hombres que eran destinados a cuidar a las esposas que vivían en su harén.

lunes, 7 de julio de 2014

Atesorando buenas compañías.

En ocasiones les tomamos afecto a las personas equivocadas. Incluso, es probable que terminemos depositando nuestra confianza en dichas personas, simplemente porque les tenemos afecto. Lo cierto es que no nos conviene tomar tan a la ligera el tipo de compañía que introducimos a nuestras vidas. Por el contrario, debemos amarnos a nosotros mismos de tal manera que una de las primeras medidas que tomemos debe ser el cuidar nuestra integridad física, mental y espiritual. Las personas en nuestro entorno, queramos o no, tienen influencia sobre lo que pensamos, lo que hablamos, lo que hacemos y hasta en las decisiones que tomamos. Entonces, es conveniente tener una especie de escáner con el cual escudriñar las acciones y palabras de nuestros allegados. Hay personas expertas en fingir y demostrar lo que no son, pero si prestamos atención al discurso de cada persona con la cual hablamos, nos daremos cuenta de lo que tiene en su corazón. Sí, de lo que la boca habla el corazón está lleno (Mateo 12:34; Lucas 6:45), lo dice la Biblia, es sólo cuestión de prestar atención. Tarde o temprano la boca revelará la intención del corazón, eso es inevitable. Así que presta atención a toda conversación que sostengas con los que te rodean.Otro aspecto importante son las acciones de la gente. Por sus frutos los conoceréis (Mateo 7:15-20; Lucas 6:43-44), también lo dice la escritura, y esa es una verdad tan clara y sencilla como la anterior. Todos los seres humanos acostumbramos a dedicar tiempo a las cosas que nos agradan, la palabra costumbre es la clave en este asunto. Son esetipo de cosas que muchos hacen de manera automática y sin pensar. Entonces, una persona que todo el tiempo está buscando la manera de perjudicar a otros, tarde o temprano también buscará la forma de perjudicarte a ti. El que roba a otros un día intentará robarte, el que maltrata a otros en cualquier momento intentará maltratarte. En la otra cara de la moneda está la gente siempre dispuesta a apoyar las buenas causas, a aportar cosas positivas, a ayudar a los demás.
Lo más conveniente es que tomemos la decisión sabia de pasar tiempo con personas de provecho, gente que piense sana y positivamente y así lo exprese en las cosas que habla; gente dispuesta a hacer las cosas de manera diáfana y sin perjudicar a los demás, ese tipo de gente tiene un corazón tranquilo y limpio, sus intenciones son claras. No te hagas de la vista gorda, tampoco te estoy diciendo que te conviertas en juez de todos, simplemente te digo que cuides tu vida evitando tener cerca a personas dañinas y buscando dedicar tu tiempo al cultivo de las cosas sanas y positivas que brindarán calidad a tu vida.
Una última cosa. Procura no ser tú quien habla de manera negativa e inapropiada, maldiciendo, hablando mal de otros, sembrando discordia o hiriendo a otros con tus palabras; procura no ser tú quien desconsidere a los demás con tus acciones, molestando a tus vecinos con música ruidosa, dejando sucio el entorno de tu casa, engañando y robando cada vez que haces un negocio, etc. Sí, procura vigilar primero las cosas que tú mismo haces y dices, ese es el primer paso para que te conviertas en un experto en atesorar las buenas compañías. Comienza contigo mismo y conviértete en tu amigo de confianza, verás que es más fácil identificar las cosas positivas en los demás y andar con buena compañía. Sí, mira la viga de tu ojo antes de fijarte en la paja del ojo de tu vecino (Mateo 7:3-5; Lucas 6:41-42). Que tengas un buen día y que el Señor ilumine tus pensamientos.

domingo, 29 de junio de 2014

El inmenso poder de una sonrisa.

Los estados de ánimo de las personas influyen directamente en la forma en que estas ven y viven la vida. Si una persona está usualmente feliz, también verá las cosas bellas y hermosas de la vida que le rodean y que por lo general son gratuitas. Esta persona se dará cuenta que la mayoría de las personas a su alrededor también exhiben una sonrisa similar a la que su rostro muestra al mundo. Lo que quizás nunca sepa es cuantas de esas sonrisas que puede ver en otros han sido provocadas, contagiadas e influenciadas por su propia sonrisa. Sí, es que el estado de ánimo de una persona puede tener una influencia importante en todas y cada una de las personas que le rodean. Incluso una persona que no esté acostumbrada a sonreír frecuentemente, al ver la sonrisa en el rostro de una persona feliz, identifica esa sonrisa como algo conocido, como algo que trae alegría a su alma y satisfacción a su mente, porque terminará asociándolo con las cosas que a él o ella le hacen sonreír. Entonces, aunque no se ría inmediatamente, es muy probable que termine riéndose a solas o que cada vez que vea a esa persona risueña le llegue a la memoria el mismo grato recuerdo de alegría y satisfacción, la misma sensación de gozo inexplicable que solamente otorga la gratitud de contar con tantas cosas gratuitas en la vida y que a veces algunos desaprovechan sumergiéndose en pensamientos vanos.
El capítulo 4 del libro de filipenses, nos muestra en los versículos del 4 al 7, que con el simple hecho de mantenernos gozosos y en armonía en la paz de nuestro creador, sin permitir que los afanes arruinen nuestro día, y presentando ante él todas nuestras peticiones, es suficiente para que el Dios Altísimo tome en sus manos nuestros corazones y nuestras mentes. ¿No es maravilloso? Saber que Dios nos cuida de tal manera simplemente porque nos regocijamos en él, porque conservamos nuestra amabilidad para con los demás, porque nos mantenemos llenos de gozo, porque somos felices a pesar de las circunstancias. Sí, esto es algo maravilloso.
En este día, regocíjate en el Señor, mantén una sonrisa en tu rostro y siéntente bien contigo mismo. Recuerda siempre que el Señor escuchará todas tus peticiones y te guardará de lo negativo y de lo que no te conviene. Quien todavía no conoce a Dios podrá decir que una sonrisa no solucionará sus problemas económicos y de salud, pero me alegra decirle que esa persona está equivocada. La salud mejora cuando tenemos una buena actitud, y si nos sentimos bien con nosotros mismos, nuestra mente funcionará mejor y sabremos encontrar alternativas viables para todos nuestros problemas con mayor facilidad. Si esa persona prueba el inmenso poder de mantener una buena actitud pronto entenderá que la creación le ha concedido ese maravilloso poder de manera gratuita.
Podría escribirte un millón de razones por las cuales te conviene mantenerte gozoso, sonriente, con una actitud positiva ante la vida, pero quiero que seas tú quien medite sobre las cosas que aquí he compartido contigo. Quiero que las pongas a prueba, que cada día sonrías y te regocijes en todas las cosas de la creación. Te prometo que verás excelentes resultados, te lo aseguro porque lo he comprobado, lo he vivido, y a través de muchísimos años este ha sido el motor que ha impulsado mi vida. Así que hoy, mañana y siempre, regálate una sonrisa y luego compártela con los demás, te lo agradecerás infinitamente.

jueves, 12 de junio de 2014

Ancestros de Jesucristo.

Los puritanos discursos de algunos líderes religiosos que se venden como santos inmaculados, los avances científicos en el tema de la genética que demuestran cuanto del hombre es heredado de sus antepasados, las circunstancias adversas y los pensamientos negativos en mentes pesimistas, son factores que hacen que algunas personas lleguen a sentirse destinadas al fracaso. En ocasiones estos factores representan la fuerza negativa que los hace sumergirse en la confusión y la apatía.   Sentirse indigno de recibir la gracia divina por causa de sus acciones, sus orígenes o de sus antepasados, es señal de desconocimiento de las escrituras. Si revisamos en el primer capítulo del evangelio de Mateo, y escudriñamos las 42 generaciones que componen el árbol genealógico del Mesías desde el patriarca Abraham hasta Jesucristo, nos daremos cuenta que no es un árbol genealógico compuesto por hombres extremadamente piadosos, mansos, humildes y obedientes a los estatutos divinos, pues muchos de ellos fueron individuos idólatras, desobedientes y transgresores de la ley judaica que ellos conocían muy bien. En el mejor de los casos eran hombres comunes y corrientes en los cuales existía una sola virtud… la misericordia de Dios que aceptaron en sus vidas.
Comenzando por Abraham, quien fuera amigo personal del Creador, con quien entabló conversaciones frente a su tienda y de quien recibió la promesa de que su descendencia heredaría la tierra que fluía leche y miel, vemos que en un momento dado, incentivado por su esposa Sara, conoció a Agar, la sierva egipcia de esta, quien concibió a Ismael, su primer hijo. Esto a pesar de que Dios le había asegurado que tendría descendencia de su esposa. Sin embargo Abraham es considerado “el padre de la fe”. Uno podría deducir que la fe de Abraham fue construida a través del tiempo y en base a la enseñanza que le brindaron los hechos acaecidos en su vida o, la deducción más lógica, que aún los hombres de mucha fe llegan a tener dudas en sus mentes. Algo más, Abraham mintió 2 veces respecto a su esposa, diciendo que ella era su hermana, por temor a ser agredido por los egipcios primero y luego por los filisteos, súbditos del rey Abimelec, debido a la belleza de Sara. Aunque él aclaró a Abimelec que Sara también era hija de su padre y no de su madre, también confesó que lo hizo por miedo a las agresiones. Abraham sintió temor de los hombres y escondió la verdad provocando que Dios castigara en ambas ocasiones a aquellos que codiciaron a Sara pensando que ella era soltera. Estamos hablando de un hombre que habló directamente y en persona con el Altísimo, que se sabía protegido por el Creador, pero que en esos momentos de temor acudió al engaño y no a la oración.
Quizás siguiendo el ejemplo de su padre, porque la tradición hebrea contemplaba la narración del pasado a la generación siguiente, y aún cuando el Señor le había asegurado que estaría con él en todo tiempo, Isaac cometió exactamente el mismo error que Abraham y en la misma tierra de los filisteos. Negó a su mujer, Rebeca, y la hizo pasar por su hermana por temor a ser agredido por la gente de Abimelec. Pero luego de haber incurrido en aquel pecado, Isaac fue prosperado y bendecido por Dios. El Señor cumplía así la promesa que hizo a Abraham de continuar su pacto con sus descendientes. 
Jacob, a quien Dios cambió el nombre por el de Israel, también recurrió al engaño. Sus víctimas fueron: su padre Isaac, de quien se hizo bendecir como primogénito haciéndose pasar por su hermano Esaú; su propio hermano, a quien hizo caer en el truco de cederle su primogenitura a cambio de un plato de guisado; y su tío Labán, con quien hizo una maestría en trucos mientras le pastoreaba sus ovejas. Hay que aclarar que Labán también intentó engañar a Jacob en varias ocasiones.  
Luego tenemos a Judá, biznieto de Abraham, nieto de Isaac, quien a pesar de ser el cuarto hijo de Jacob recibió la bendición destinada a los primogénitos fruto de las acciones violentas y profanas de sus tres hermanos mayores. Judá, a quien su padre declaró como el principal de sus 12 hijos, ya mucho antes había faltado a su palabra y burlado la tradición israelí de que un hermano debía levantar descendencia al hermano muerto uniéndose a la viuda de este. Judá fue deshonesto al mantener alejado a Sela, su tercer hijo, de la unión con su nuera Tamar, viuda de Er y Onán, sus dos hijos mayores,  porque tenía miedo a que este también muriera. Tamar, sintiéndose engañada, decidió pagarle con la misma moneda y, haciéndose pasar por prostituta, quedó embarazada de Judá y dio a luz a los mellizos: Fares y Zéraj. Fares es uno de los ancestros directos de Jesucristo. Al final Judá tuvo que admitir, refiriéndose a Tamar, que ella era más justa que él.
Otro punto que llama la atención es que el árbol genealógico que aquí estudiamos menciona solamente a cinco mujeres en el primer capítulo del libro de Mateo. Tres de estas mujeres eran extranjeras que tuvieron hijos con hebreos, algo que era rechazado por las religiones abrahámicas. La primera mencionada es la cananea Tamar; la segunda es Rajab, prostituta de Jericó con QUIEN Salmón engendró a Boaz, quien luego se unió a Ruth la moabita y tuvieron a Obeth, quien sería el abuelo del rey David. Rut es la tercera de la lista; la cuarta es Betsabé, cuya referencia se hace sin mencionar su nombre, una de las mujeres del rey David.María, la madre de Cristo, es la quinta mujer en dicho árbol genealógico.
¿Y qué hay del rey David?Uno de los hombres más bendecidos por Dios en la historia de Israel. De todas las mujeres que el rey David tomó para sí, fue con Betsabé con quien engendró a Salomón, considerado el hombre más sabio que había pisado la tierra antes de Jesucristo. David hizo llevar a Betsabé a su palacio cierto día en que él se quedó a descansar, aunque su ejército estaba en plena guerra, y ese mismo día la embarazó. Aquello habría sido algo casi normal en aquella época si David no hubiera sabido que ella era la mujer de Urías, uno de sus más bravos guerreros, y peor aún, a quien luego David mandó a matar con métodos traicioneros urdidos por él y ejecutados en el campo de batalla, tratando de encubrir el resultado de su infame conducta. Dios lo perdonó por su misericordia, porque se mostró arrepentido y pidió perdón. Pero esto no evitó que su descendencia cosechara la ignominia que él sembró.
Efectivamente, apartir del rey David, casi toda su descendencia, comenzando por Salomón, fueron idólatras quienes corrieron detrás de los dioses falsos de las mujeres con quienes se habían unido. y con excepción de: Asa,Josafat,Joás,   Jotam,Ezequías y Josías,quienes sí hicieron lo recto delante de Dios, los demás reyes descendientes de David fueron hombres perversos.

De estos hombres y mujeres se formó la rama ancestral de Jesucristo, según la Biblia. Algunos notarán que José es el último en esa línea genealógica antes de Jesús y dirán que José no era el padre biológico de Jesús ya que las escrituras dicen que Cristo fue concebido por obra y gracia del Espíritu Santo, pues bien, María también era descendiente de la casa de David. Así que la próxima vez que pienses siquiera en juzgar tu existencia, sea por tu herencia genética o las acciones de tu vida actual, recuerda que el juzgar a los hombres, incluyéndote a ti, es tarea divina y no te corresponde, porque solo Dios tiene el poder de escudriñar nuestros corazones y descubrir las verdaderas intenciones que conllevan nuestras acciones y que él te ha dado la potestad de ser una nueva criatura y vivir cosas nuevas cada día. Es solo cuestión de que tú decidas aceptar ese regalo que Dios creó para ti.

miércoles, 7 de mayo de 2014

El libro de Génesis. Capítulo 1.

El Primer Libro de Moisés
Génesis

Creación de los cielos y de la tierra

1 En el principio creó Dios los cielos y la tierra. 2 Y la tierra estaba sin orden y vacía. Había tinieblas sobre la faz del océano, y el Espíritu de Dios se movía sobre la faz de las aguas.
3 Entonces dijo Dios: "Sea la luz", y fue la luz. 4 Dios vio que la luz era buena, y separó Dios la luz de las tinieblas. 5 Dios llamó a la luz Día, y a las tinieblas llamó Noche. Y fue la tarde y fue la mañana del primer día.
6 Entonces dijo Dios: "Haya una bóveda en medio de las aguas, para que separe las aguas de las aguas." 7 E hizo Dios la bóveda, y separó las aguas que están debajo de la bóveda, de las aguas que están sobre la bóveda. Y fue así. 8 Dios llamó a la bóveda Cielos. Y fue la tarde y fue la mañana del segundo día.
9 Entonces dijo Dios: "Reúnanse las aguas que están debajo del cielo en un solo lugar, de modo que aparezca la parte seca." Y fue así. 10 Llamó Dios a la parte seca Tierra, y a la reunión de las aguas llamó Mares; y vio Dios que esto era bueno. 11 Después dijo Dios: "Produzca la tierra hierba, plantas que den semilla y árboles frutales que den fruto, según su especie, cuya semilla esté en él, sobre la tierra." Y fue así. 12 La tierra produjo hierba, plantas que dan semilla según su especie, árboles frutales cuya semilla está en su fruto, según su especie. Y vio Dios que esto era bueno. 13 Y fue la tarde y fue la mañana del tercer día.
14 Entonces dijo Dios: "Haya lumbreras en la bóveda del cielo para distinguir el día de la noche, para servir de señales, para las estaciones y para los días y los años. 15 Así sirvan de lumbreras para que alumbren la tierra desde la bóveda del cielo." Y fue así. 16 E hizo Dios las dos grandes lumbreras: la lumbrera mayor para dominar en el día, y la lumbrera menor para dominar en la noche. Hizo también las estrellas. 17 Dios las puso en la bóveda del cielo para alumbrar sobre la tierra, 18 para dominar en el día y en la noche, y para separar la luz de las tinieblas. Y vio Dios que esto era bueno. 19 Y fue la tarde y fue la mañana del cuarto día.
20 Entonces dijo Dios: "Produzcan las aguas innumerables seres vivientes, y haya aves que vuelen sobre la tierra, en la bóveda del cielo." 21 Y creó Dios los grandes animales acuáticos, todos los seres vivientes que se desplazan y que las aguas produjeron, según su especie, y toda ave alada según su especie. Vio Dios que esto era bueno, 22 y los bendijo Dios diciendo: "Sed fecundos y multiplicaos. Llenad las aguas de los mares; y multiplíquense las aves en la tierra." 23 Y fue la tarde y fue la mañana del quinto día.
24 Entonces dijo Dios: "Produzca la tierra seres vivientes según su especie: ganado, reptiles y animales de la tierra, según su especie." Y fue así. 25 Hizo Dios los animales de la tierra según su especie, el ganado según su especie y los reptiles de la tierra según su especie. Y vio Dios que esto era bueno.
26 Entonces dijo Dios: "Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza, y tenga dominio sobre los peces del mar, las aves del cielo, el ganado, y en toda la tierra, y sobre todo animal que se desplaza sobre la tierra." 27 Creó, pues, Dios al hombre a su imagen; a imagen de Dios lo creó; hombre y mujer los creó. 28 Dios los bendijo y les dijo: "Sed fecundos y multiplicaos. Llenad la tierra; sojuzgadla y tened dominio sobre los peces del mar, las aves del cielo y todos los animales que se desplazan sobre la tierra." 29 Dios dijo además: "He aquí que os he dado toda planta que da semilla que está sobre la superficie de toda la tierra, y todo árbol cuyo fruto lleva semilla; ellos os servirán de alimento. 30 Y a todo animal de la tierra, a toda ave del cielo, y a todo animal que se desplaza sobre la tierra, en que hay vida, toda planta les servirá de alimento." Y fue así. 31 Dios vio todo lo que había hecho, y he aquí que era muy bueno. Y fue la tarde y fue la mañana del sexto día.