sábado, 16 de abril de 2016

Victoriosos en Cristo Jesús.


El cuerpo material (la carne) busca constantemente satisfacer sus necesidades (agua, comida, placer, fantasías, poder, etc…); una búsqueda de satisfacciones que en ocasiones nos hace errar; el cuerpo espiritual no tiene tales necesidades, por eso el apóstol Pablo, hablando en el espíritu con los que conocemos el camino y andamos en él, dice que quisiera desprenderse de ese cuerpo material que lo lleva a caer y a fallarle a su creador, pero, al instante (Romanos 7:24-25) da gracias por haber sido rescatado por Cristo, porque él sabía bien que tenía una misión que cumplir acerca de la obra del Señor en la tierra. Así que siéntete victoriosa y más que vencedora en Cristo Jesús, por quien nada ni nadie podrá separarte del amor de Dios (Romanos 8:35-39). Si sentimos temor por no fallarle a Dios es porque estamos en el camino correcto, ese temor santo por no fallarle a Dios es el principio de la sabiduría que nos ayuda a vivir plenamente (Proverbios 1:7; Proverbios 9:10; Salmos 111:10); el cual nunca debemos confundir con el temor al mundo ni a su sistema de cosas dañinas, el temor al mundo lo vencemos con amor (1ra Juan 4:15-18) y al mundo lo vencemos con fe (1ra Juan 5:4).
Jesús dijo que es imposible que no haya tropiezos (Lucas 17:1; Mateo 18:7), y si tenemos que perdonar a nuestros hermanos que se arrepienten ante nosotros siete veces al día (Lucas 17:3-4) y hasta 70 veces 7 (Mateo 18:15-22), para que no se pierda ni uno solo de los que están en el camino del Señor (Mateo 18:14), podemos estar seguros que el Padre celestial nos ama y nos perdona de igual manera.
Cristo dijo que  en el mundo tendremos aflicciones, pero al mundo no debemos temerle porque Cristo lo venció por nosotros (Juan 16:33). Él dijo esas palabras cuando fue traicionado y sabía que sus discípulos le darían la espalda, que ellos saldrían huyendo despavoridos cuando lo apresaran; buscaba que no se sintieran tan culpables como para no perdonarse a ellos mismos, y jamás sintieran que debían abandonar la carrera por fallarle al Redentor. Sentirse aflijido(a), sobre todo cuando sentimos que le hemos fallado al Creador, puede suceder, pero nunca sentirse vencidos… el que vive en ti es más grande que el mundo (1ra Juan 4:4). Bendiciones.

lunes, 11 de abril de 2016

¿Por qué temer al Creador?


Al día de hoy y cada día más he aprendido y sigo aprendiendo lo que verdaderamente significa el temor a Dios. El Señor, en su gracia y misericordia, ha querido tomarse su tiempo conmigo para que sus enseñanzas en mi vida queden impregnadas de un modo más profundo y amplio. Le doy las gracias por eso. Esa es la razón por la cual he decidido hacer todo mi esfuerzo por vivir para él, por crecer espiritualmente y no permitir que el mundo y las acciones de los demás me provoquen a transitar por un terreno en el cual se ausente la gracia y misericordia de Dios . Entiendo que Dios me ha dado tantas cosas, que no encuentro ninguna manera posible de agradecerle ni de corresponder con su amor y bendiciones. Todo lo que puedo hacer es intentar cumplir sus ordenanzas y mandatos, lo cual nunca ha sido una tarea sencilla para mí, ya que en la vida me acostumbré a creer que todas las cosas las hacía por mis agallas, esfuerzo, esmero  y dedicación… por mi entrega… sin saber ni ser consciente de que todo lo hacía él por mí. Sin embargo, también entiendo que él quiso que fuera así, porque hoy valoro más cada cosa que el me da. De adolescente me preguntaba: "¿Por qué habría yo de temer a Dios, si él es un Padre tan amoroso?". Invertí muchas horas, días y noches, durante años, intentando descifrar por cuál razón debía temer a Jehová. Lo que me enseñaban en la iglesia desde niño me hacía creer que Dios era un ser individual. Me tomó tiempo comprender que sencillamente, Dios es todo lo que existe, la vida es Dios, y por consiguiente, eso que la humanidad llama "temor a Jehová", es la obediencia a las leyes del Orden Divino que el Creador ha dejado establecido para nosotros sus hijos y para toda la creación… la ley de la vida. Si hacemos las cosas del modo correcto, es decir, orientamos nuestras acciones, pensamientos, palabras y tiempo de reflexión y meditación, hacia las cosas que nos aportan y nos hacen crecer, entonces, creceremos espiritualmente y la vida obrará a nuestro favor; por el contrario, si hacemos todo lo opuesto, y actuamos en desobediencia y rebeldía, entonces obtendremos perjuicios permanentes y crecientes. El temor que nos mantiene alertas para no salirnos de la raya que divide el bien y el mal… ese temor santo es el temor a Jehová. Tienes libre albedrío… decide cómo quieres vivir, pero, recuerda que tú has elegido ese camino. Dios te ama y quiere que todo te salga bien en la vida… tenlo presente.