"Entonces Jehovah dijo a Moisés: -Sube a mí, al monte, y espera allí. Yo te daré las tablas de piedra con la ley y los mandamientos que he escrito para enseñarles". (Éxodo 24:12).
"Y cuando acabó de hablar con él en el monte Sinaí, dio a Moisés dos tablas del testimonio, tablas de piedra escritas con el dedo de Dios". (Éxodo 31:18).
"Entonces Moisés se volvió y descendió del monte trayendo en sus manos las dos tablas del testimonio, tablas escritas por ambos lados; por uno y otro lado estaban escritas. Las tablas eran obra de Dios, y la escritura era escritura de Dios, grabada sobre las tablas". (Éxodo 32:15-16).
Cuando el Señor liberó al pueblo judío de la esclavitud a la que fue sometido por los egipcios durante siglos, los condujo al monte Sinaí. Allí Moisés se apartó del pueblo y fue instruido por Dios en cuanto a las leyes y mandamientos que el pueblo de Israel debía seguir para mantener una relación perfecta con el Altísimo. Por espacio de cuarenta días y cuarenta noches estuvo Moisés aparte con el Creador. El Señor escribió en dos tablas los diez mandamientos que sellaron el pacto que él había hecho con Abraham y entregó a Moisés esas dos tablas del testimonio. Los invito a meditar sobre cada uno de estos mandamientos, conscientes de que ellos encierran sabiduría divina y nos muestran el camino para permanecer en paz con Dios.
Primero: Amar a Dios por sobre todas las cosas.
Segundo: No tomarás el nombre de Dios en vano.
Tercero: Santificarás la fiesta.
Cuarto: Honra a tu padre y a tu madre para que tus días se prolonguen sobre la Tierra.
Quinto: No matarás.
Sexto: No cometerás adulterio.
Séptimo: No robarás.
Octavo: No dirás falsos testimonios contra tu prójimo.
Noveno: No codiciarás la mujer de tu prójimo.
Décimo: No codiciarás los bienes ajenos.
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