Sobre la oración y la conducta
2 Por esto exhorto, ante todo, que se hagan súplicas, oraciones, intercesiones y acciones de gracias por todos los hombres; 2 por los reyes y por todos los que están en eminencia, para que llevemos una vida tranquila y reposada en toda piedad y dignidad. 3 Esto es bueno y aceptable delante de Dios nuestro Salvador, 4 quien quiere que todos los hombres sean salvos y que lleguen al conocimiento de la verdad. 5 Porque hay un solo Dios y un solo mediador entre Dios y los hombres, Jesucristo hombre, 6 quien se dio a sí mismo en rescate por todos, de lo cual se dio testimonio a su debido tiempo. 7 Para esto yo fui constituido predicador, apóstol y maestro de los gentiles en fe y verdad. Digo la verdad; no miento.
8 Quiero, pues, que los hombres oren en todo lugar, levantando manos piadosas, sin ira ni discusión. 9 Asimismo, que las mujeres se atavíen con vestido decoroso, con modestia y prudencia; no con peinados ostentosos, ni oro, ni perlas, ni vestidos costosos; 10 sino más bien con buenas obras, como conviene a mujeres que profesan reverencia a Dios.
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