Hebreos
La definitiva revelación en Cristo
1 Dios, habiendo hablado en otro tiempo muchas veces y de muchas maneras a los padres por los profetas, 2 en estos últimos días nos ha hablado por el Hijo, a quien constituyó heredero de todo, y por medio de quien, asimismo, hizo el universo. 3 El es el resplandor de su gloria y la expresión exacta de su naturaleza, quien sustenta todas las cosas con la palabra de su poder. Y cuando había hecho la purificación de nuestros pecados, se sentó a la diestra de
Jesucristo, superior a los ángeles
4 Fue hecho tanto superior a los ángeles, así como el nombre que ha heredado es más excelente que el de ellos. 5 Porque, ¿a cuál de los ángeles dijo Dios jamás:
Hijo mío eres tú;
yo te he engendrado hoy;
y otra vez:
Yo seré para él, Padre;
y él será para mí, Hijo?
6 Otra vez, al introducir al Primogénito en el mundo, dice:
Adórenle todos los ángeles de Dios.
7 Y de los ángeles dice:
El hace a sus ángeles vientos,
y a sus servidores llama de fuego;
8 mientras que del Hijo dice:
Tu trono, oh Dios,
es por los siglos de los siglos;
cetro de rectitud
es el cetro de tu reino.
9 Amaste la justicia
y aborreciste la iniquidad;
por lo cual te ungió Dios,
el Dios tuyo,
con aceite de alegría,
más que a tus compañeros.
10 Y:
Tú, oh Señor, en el principio
fundaste la tierra,
y los cielos son
obra de tus manos.
11 Ellos perecerán,
pero tú permaneces;
todos ellos se envejecerán
como un vestido.
12 Como a manto los enrollarás,
y serán cambiados como vestido.
Pero tú eres el mismo,
y tus años no se acabarán.
13 ¿Y a cuál de sus ángeles ha dicho jamás:
Siéntate a mi diestra
hasta que ponga a tus enemigos
por estrado de tus pies?
14 ¿Acaso no son todos espíritus servidores, enviados para ministrar a favor de los que han de heredar la salvación?
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