viernes, 27 de diciembre de 2013

Mateo. Capítulo 28.

La resurrección de Jesús

28 Después del sábado, al amanecer del primer día de la semana, vinieron María Magdalena y la otra María para ver el sepulcro. 2 Y he aquí, hubo un gran terremoto; porque el ángel del Señor descendió del cielo, y al llegar removió la piedra y se sentó sobre ella. 3 Su aspecto era como un relámpago, y su vestidura era blanca como la nieve. 4 Los guardias temblaron por miedo de él y quedaron como muertos. 5 Y respondiendo el ángel dijo a las mujeres:
-No temáis vosotras, porque sé que buscáis a Jesús, quien fue crucificado. 6 No está aquí, porque ha resucitado, así como dijo. Venid, ved el lugar donde estaba puesto. 7 E id de prisa y decid a sus discípulos que ha resucitado de entre los muertos. He aquí va delante de vosotros a Galilea. Allí le veréis. He aquí os lo he dicho.
8 Entonces ellas salieron a toda prisa del sepulcro con temor y gran gozo, y corrieron a dar las nuevas a sus discípulos. 9 Y he aquí, Jesús les salió al encuentro, diciendo:
-¡Os saludo!
Y acercándose ellas, abrazaron sus pies y le adoraron. 10 Entonces Jesús les dijo:
-No temáis. Id, dad las nuevas a mis hermanos, para que vayan a Galilea. Allí me verán.

El soborno de la guardia

11 Entre tanto que ellas iban, he aquí algunos de la guardia fueron a la ciudad y dieron aviso a los principales sacerdotes de todas las cosas que habían acontecido. 12 Ellos se reunieron en consejo con los ancianos, y tomando mucho dinero se lo dieron a los soldados, 13 diciendo: "Decid: ’Sus discípulos vinieron de noche y lo robaron mientras nosotros dormíamos.’ 14 Y si esto llega a oídos del procurador, nosotros le persuadiremos y os evitaremos problemas."
15 Ellos tomaron el dinero e hicieron como habían sido instruidos. Y este dicho se ha divulgado entre los judíos hasta el día de hoy.

La gran comisión

16 Pero los once discípulos se fueron a Galilea, al monte donde Jesús les había mandado. 17 Cuando le vieron, le adoraron; pero algunos dudaron.
18 Jesús se acercó a ellos y les habló diciendo: "Toda autoridad me ha sido dada en el cielo y en la tierra. 19 Por tanto, id y haced discípulos a todas las naciones, bautizándoles en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, 20 y enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado. Y he aquí, yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo."

 Reina-Valera Actualizada, 1989.

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