El judío ante el
juicio de Dios
2 Por lo tanto, no tienes excusa, oh hombre, no importa quién seas tú que juzgas; porque en lo que juzgas a otro, te condenas a ti mismo, pues tú que juzgas haces lo mismo. 2 Pero sabemos que el juicio de Dios es según verdad contra los que practican tales cosas.
3 Oh hombre que juzgas a los que practican tales
cosas y haces lo mismo, ¿supones que escaparás del juicio de Dios? 4 ¿O
menosprecias las riquezas de su bondad, paciencia y magnanimidad, ignorando que
la bondad de Dios te guía al arrepentimiento? 5 Pero por tu dureza y
por tu corazón no arrepentido, acumulas sobre ti mismo ira para el día de la
ira y de la revelación del justo juicio de Dios. 6 El recompensará a
cada uno conforme a sus obras: 7 vida eterna a los que por su
perseverancia en las buenas obras buscan gloria, honra e incorrupción; 8 pero
enojo e ira a los que son contenciosos y no obedecen a la verdad, sino que
obedecen a la injusticia; 9 tribulación y angustia sobre toda
persona que hace lo malo (el judío primero, y también el griego); 10 pero
gloria, honra y paz a cada uno que hace el bien (al judío primero y también al
griego).
11 Pues no hay distinción de personas delante de
Dios. 12 Así que todos los que pecaron sin la ley, sin la ley
también perecerán; y todos los que pecaron teniendo la ley, por la ley serán
juzgados. 13 Porque no son los oidores de la ley los que son justos
delante de Dios, sino que los hacedores de la ley serán justificados. 14 Porque
cuando los gentiles que no tienen ley practican por naturaleza el contenido de
la ley, aunque no tienen ley, son ley para sí mismos. 15 Ellos
muestran la obra de la ley escrita en sus corazones, mientras que su conciencia
concuerda en su testimonio; y sus razonamientos se acusan o se excusan unos a
otros, 16 en el día en que, conforme a mi evangelio, Dios juzgue los
secretos de los hombres, por medio de Cristo Jesús.
17 He aquí, tú tienes nombre de ser judío, te apoyas
en la ley y te glorías en Dios. 18 Tú conoces su voluntad y apruebas
lo que más vale, porque estás instruido en la ley. 19 Tú estás
persuadido de que eres guía de los ciegos, luz de los que están en tinieblas, 20
instructor de los que no saben, maestro de niños, teniendo en la ley la
completa expresión del conocimiento y de la verdad. 21 Tú, pues, que
enseñas a otro, ¿no te enseñas a ti mismo? Tú que predicas contra el robo,
¿robas? 22 Tú que hablas contra el adulterio, ¿cometes adulterio? Tú
que abominas a los ídolos, ¿cometes sacrilegio? 23 Tú que te jactas
en la ley, ¿deshonras a Dios con la infracción de la ley? 24 Porque
como está escrito: El nombre de Dios es blasfemado por causa de vosotros
entre los gentiles.
25 Porque la circuncisión
aprovecha en verdad, si guardas la ley; pero si eres transgresor de la ley, tu
circuncisión ha llegado a ser incircuncisión. 26 De manera que, si
el incircunciso cumple los justos preceptos de la ley, ¿su incircuncisión no
será considerada como circuncisión? 27 El que físicamente es
incircunciso pero guarda completamente la ley, te juzgará a ti, que con la
letra y con la circuncisión eres transgresor de la ley. 28 Porque no
es judío el que lo es en lo visible, ni es la circuncisión la visible en la
carne; 29 sino más bien, es judío el que lo es en lo íntimo, y la
circuncisión es la del corazón, en espíritu y no en la letra. La alabanza del
tal no proviene de los hombres, sino de Dios.
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