7 "No juzguéis, para que no seáis juzgados. 2
Porque con el juicio con que juzgáis seréis juzgados, y con la medida con
que medís se os medirá.
3 "¿Por qué miras la brizna de paja que está en
el ojo de tu hermano, y dejas de ver la viga que está en tu propio ojo? 4 ¿Cómo
dirás a tu hermano: ’Deja que yo saque la brizna de tu ojo’, y he aquí la viga
está en el tuyo? 5 ¡Hipócrita! Saca primero la viga de tu propio
ojo, y entonces podrás ver para sacar la brizna del ojo de tu hermano. 6 "No deis lo santo a los perros, ni echéis vuestras perlas delante de los cerdos, no sea que las pisoteen y después se vuelvan contra vosotros y os despedacen.
La eficacia de la oración
7 "Pedid, y se os dará. Buscad y hallaréis. Llamad, y se os
abrirá. 8 Porque todo el que pide recibe, el que busca halla, y al
que llama se le abrirá. 9 ¿Qué hombre hay entre vosotros que, al
hijo que le pide pan, le dará una piedra? 10 ¿O al que le pide
pescado, le dará una serpiente? 11 Pues si vosotros, siendo malos,
sabéis dar cosas buenas a vuestros hijos, ¿cuánto más vuestro Padre que está en
los cielos dará cosas buenas a los que le piden?
La regla de oro
12 "Así que, todo lo que queráis que los hombres hagan por
vosotros, así también haced por ellos, porque esto es la Ley y los Profetas.
La puerta y el camino
de la vida
13 "Entrad por la puerta estrecha; porque ancha es la puerta, y
espacioso el camino que lleva a la perdición, y son muchos los que entran por
ella. 14 Pero ¡qué estrecha es la puerta y qué angosto el camino que
lleva a la vida! Y son pocos los que la hallan.
Cómo reconocer a los
falsos profetas
15 "Guardaos de los falsos profetas, que vienen a vosotros vestidos
de ovejas, pero que por dentro son lobos rapaces. 16 Por sus frutos
los conoceréis. ¿Acaso se recogen uvas de los espinos o higos de los abrojos? 17
Así también, todo árbol sano da buenos frutos, pero el árbol podrido da
malos frutos. 18 El árbol sano no puede dar malos frutos, ni tampoco
puede el árbol podrido dar buenos frutos. 19 Todo árbol que no lleva
buen fruto es cortado y echado en el fuego. 20 Así que, por sus
frutos los conoceréis.
Parábola de los dos
cimientos
21 "No todo el que me dice ’Señor, Señor’ entrará en el reino
de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos.
22 Muchos me dirán en aquel día: ’¡Señor, Señor! ¿No profetizamos en
tu nombre? ¿En tu nombre no echamos demonios? ¿Y en tu nombre no hicimos muchas
obras poderosas?’ 23 Entonces yo les declararé: ’Nunca os he
conocido. ¡Apartaos de mí, obradores de maldad!’
24 "Cualquiera, pues, que me oye estas palabras
y las hace, será semejante a un hombre prudente que edificó su casa sobre la
peña. 25 Y cayó la lluvia, vinieron torrentes, soplaron vientos y
golpearon contra aquella casa. Pero ella no se derrumbó, porque se había
fundado sobre la peña. 26 "Pero todo el que me oye estas palabras y no las hace, será semejante a un hombre insensato que edificó su casa sobre la arena. 27 Cayó la lluvia, vinieron torrentes, y soplaron vientos, y azotaron contra aquella casa. Y se derrumbó, y fue grande su ruina."
28 Y aconteció que cuando Jesús terminó estas palabras, las multitudes estaban maravilladas de su enseñanza; 29 porque les enseñaba como quien tiene autoridad, y no como los escribas.
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