jueves, 5 de diciembre de 2013

1ª Corintios. Capítulo 1.


La Primera Epístola del Apóstol Pablo a los Corintios

1 Corintios



1 Pablo, llamado a ser apóstol de Cristo Jesús por la voluntad de Dios, y el hermano Sóstenes; 2 a la iglesia de Dios que está en Corinto, a los santificados en Cristo Jesús y llamados a ser santos, con todos los que en todo lugar invocan el nombre de nuestro Señor Jesucristo, Señor de ellos y nuestro: 3 Gracia a vosotros y paz, de parte de Dios nuestro Padre y del Señor Jesucristo.

Gracias por las riquezas en Cristo


4 Gracias doy a mi Dios siempre en cuanto a vosotros por la gracia de Dios que os fue concedida en Cristo Jesús; 5 porque en todo habéis sido enriquecidos en él, en toda palabra y en todo conocimiento. 6 Así el testimonio de Cristo ha sido confirmado entre vosotros 7 hasta no faltaros ningún don, mientras esperáis la manifestación de nuestro Señor Jesucristo. 8 Además, él os confirmará hasta el fin, para que seáis irreprensibles en el día de nuestro Señor Jesucristo. 9 Fiel es Dios, por medio de quien fuisteis llamados a la comunión de su Hijo Jesucristo, nuestro Señor.

Disensiones en la iglesia


10 Os exhorto, pues, hermanos, por el nombre de nuestro Señor Jesucristo, a que os pongáis de acuerdo y que no haya más disensiones entre vosotros, sino que estéis completamente unidos en la misma mente y en el mismo parecer. 11 Porque se me ha informado de vosotros, hermanos míos, por los de Cloé, que entre vosotros hay contiendas. 12 Me refiero a que uno de vosotros está diciendo: "Yo soy de Pablo", otro "yo de Apolos", otro "yo de Pedro" y otro "yo de Cristo". 13 ¿Está dividido Cristo? ¿Acaso fue crucificado Pablo por vosotros? ¿O habéis sido bautizados en el nombre de Pablo? 14 Doy gracias a Dios que no bauticé a ninguno de vosotros, sino a Crispo y a Gayo, 15 para que nadie diga que ha sido bautizado en mi nombre 16 (pero también bauticé a los de la casa de Estéfanas; en cuanto a los demás, no sé si bauticé a algún otro). 17 Porque Cristo no me envió a bautizar, sino a predicar el evangelio; no con sabiduría de palabras, para que no sea hecha vana la cruz de Cristo.

Cristo: sabiduría y poder de Dios


18 Porque para los que se pierden, el mensaje de la cruz es locura; pero para nosotros que somos salvos, es poder de Dios. 19 Porque está escrito:

Destruiré la sabiduría de los sabios,

y desecharé el entendimiento de los entendidos.

20 ¿Dónde está el sabio? ¿Dónde el escriba? ¿Dónde el disputador de esta edad presente? ¿No es cierto que Dios ha transformado en locura la sabiduría de este mundo? 21 Puesto que en la sabiduría de Dios, el mundo no ha conocido a Dios mediante la sabiduría, a Dios le pareció bien salvar a los creyentes por la locura de la predicación. 22 Porque los judíos piden señales, y los griegos buscan sabiduría; 23 pero nosotros predicamos a Cristo crucificado: para los judíos tropezadero, y para los gentiles locura. 24 Pero para los llamados, tanto judíos como griegos, Cristo es el poder de Dios y la sabiduría de Dios. 25 Porque lo necio de Dios es más sabio que los hombres, y lo débil de Dios es más fuerte que los hombres.

26 Pues considerad, hermanos, vuestro llamamiento: No sois muchos sabios según la carne, ni muchos poderosos, ni muchos nobles. 27 Más bien, Dios ha elegido lo necio del mundo para avergonzar a los sabios, y lo débil del mundo Dios ha elegido para avergonzar a lo fuerte. 28 Dios ha elegido lo vil del mundo y lo menospreciado; lo que no es, para deshacer lo que es, 29 a fin de que nadie se jacte delante de Dios. 30 Por él estáis vosotros en Cristo Jesús, a quien Dios hizo para nosotros sabiduría, justificación, santificación y redención; 31 para que, como está escrito: El que se gloría, gloríese en el Señor.

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