Aquel que anhele ser grande en el Reino de Dios ha de servir a sus hermanos aquí en la Tierra.
miércoles, 12 de marzo de 2014
Lamentaciones. Capítulo 4.
Cuarta lamentación
a Alef
4 1 ¡Cómo se ha empañado el oro! ¡Cómo se ha alterado el buen oro!
Las piedras del santuario están esparcidas por los cruces de todas las calles.
b Bet
2 Los apreciados hijos de Sion,
que eran estimados en oro fino,
¡cómo son tenidos ahora como vasijas de barro, obra de manos de alfarero!
g Guímel
3 Hasta los chacales dan la teta y amamantan a sus cachorros,
pero la hija de mi pueblo se ha vuelto cruel, como los avestruces del desierto.
d Dálet
4 Se pega a su paladar la lengua del niño de pecho, a causa de la sed.
Los pequeñitos piden pan,
y no hay quien se lo reparta.
h Hei
5 Los que comían delicados manjares
han quedado desolados en las calles.
Los que fueron criados con carmesí han abrazado la basura.
w Vav
6 Es mayor la iniquidad de la hija de mi pueblo que el pecado de Sodoma,
que fue trastornada en un momento
sin que pusieran manos sobre ella.
z Zayin
7 Eran más limpios sus príncipes que la nieve, más blancos que la leche.
Sus mejillas eran sonrosadas,
más que las perlas.
Su talle era como el zafiro.
j Jet
8 Más oscuros que el hollín
están ahora sus semblantes;
no los reconocen por las calles.
Su piel está encogida sobre sus huesos, reseca como un palo.
f Tet
9 Más afortunados fueron los muertos por la espada que los muertos por el hambre.
Porque éstos murieron poco a poco, atravesados por falta de los productos del campo.
y Yod
10 Las manos de las mujeres compasivas cocinaron a sus propios hijos.
Ellos les sirvieron de comida en medio del quebranto de la hija de mi pueblo.
k Kaf
11 Agotó Jehovah su furor;
derramó el ardor de su ira.
Prendió fuego en Sion,
el cual devoró sus cimientos.
l Lámed
12 No creían los reyes de la tierra, ni ninguno de los habitantes del mundo,
que el adversario y el enemigo entrarían por las puertas de Jerusalén.
m Mem
13 Fue por los pecados de sus profetas y por las iniquidades de sus sacerdotes,
que derramaron en medio de ella la sangre de los justos.
n Nun
14 Deambulaban como ciegos por las calles y se contaminaban con sangre,
de modo que nadie pudiese tocar sus vestiduras.
s Sámej
15 "¡Apartaos, inmundos!", les gritaban. "¡Apartaos, apartaos, no toquéis!"
Cuando huían y deambulaban, les decían entre las naciones: "¡No morarán más aquí!"
p Pe
16 La presencia de Jehovah los ha dispersado; no los volverá a mirar.
De la persona de los sacerdotes no tuvieron respeto; ni a los ancianos mostraron consideración.
[ Ayin
17 Todavía se consumen nuestros ojos tras la vana espera de nuestro socorro.
Desde nuestro mirador miramos hacia una nación que no puede salvar.
x Tsade
18 Acecharon nuestros pasos,
para que no anduviéramos por nuestras propias calles.
Nuestro fin se acercó;
se cumplieron nuestros días,
porque había llegado nuestro fin.
q Qof
19 Más veloces que las águilas del cielo fueron nuestros perseguidores.
Sobre las montañas nos persiguieron febrilmente; en el desierto nos pusieron emboscadas.
r Resh
20 El aliento de nuestra vida, el ungido de Jehovah, ha sido atrapado en sus fosas;
aquel de quien habíamos dicho: "A su sombra viviremos entre las naciones."
` Shin
21 Gózate y alégrate, oh hija de Edom,
tú que habitas en la tierra de Uz.
También a ti llegará la copa; te embriagarás y te expondrás desnuda.
t Tav
22 Se ha cumplido tu castigo, oh hija de Sion; nunca más te llevará cautiva.
Pero él castigará tu iniquidad, oh hija de Edom; pondrá al descubierto tus pecados.
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