viernes, 28 de marzo de 2014

Cantares 8.

8 1 ¡Oh, cómo quisiera que fueses mi hermano,
que mamó los pechos de mi madre!
Así, al encontrarte afuera,
yo te besaría sin que nadie me menospreciara.
2 Yo te llevaría y te metería
en la casa de mi madre,
y tú me enseñarías.
Y yo te haría beber vino aromático
y jugo de granadas.
3 Su brazo izquierdo está debajo de mi cabeza,
y su derecho me abraza.
4 ¡Juradme, oh hijas de Jerusalén,
que no despertaréis
ni provocaréis el amor,
hasta que quiera!
El cortejo nupcial

5 ¿Quién es ésta que sube del desierto,
recostada sobre su amado?
La amada

Debajo de un manzano te desperté;
allí donde tu madre tuvo dolores,
allí donde tuvo dolores la que te dio a luz.
6 Ponme como sello sobre tu corazón,
como sello sobre tu brazo.
Porque fuerte como la muerte es el amor;
inconmovible como el Seol es la pasión.
Sus brasas son brasas de fuego;
es como poderosa llama.
7 Las poderosas aguas
no pueden apagar el amor,
ni lo pueden anegar los ríos.
Si el hombre diese todas las riquezas de su casa para comprar el amor,
de cierto lo despreciarían.
El cortejo nupcial

8 Tenemos una hermana pequeña
que todavía no tiene pechos.
¿Qué haremos de nuestra hermana
cuando de ella se empiece a hablar?
9 Si ella es muralla, edificaremos sobre ella torreones de plata.
Si ella es puerta, la recubriremos con paneles de cedro.
La amada

10 Yo soy muralla,
y mis pechos son torreones.
Entonces llegué a ser a sus ojos
como quien encuentra paz.
El amado

11 Salomón tuvo una viña en Baal-hamón,
la cual entregó al cuidado de guardias:
Cada uno de ellos debía traer
mil piezas de plata por su fruto.
12 ¡Pero mi viña está delante de mí!
Las mil piezas sean para ti, oh Salomón,
y doscientas para los que guardan su fruto.

13 ¡Oh tú que habitas en los jardines,
mis compañeros desean escuchar tu voz!
¡Déjame oírla!
La amada

14 ¡Escápate, oh amado mío!
Sé semejante al venado o al cervatillo
sobre los montes de las especias.

Reina-Valera Actualizada, 1989.

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