viernes, 28 de marzo de 2014

Cantares 3.

3 1 De noche, sobre mi cama,
buscaba al que ama mi alma.
Lo busqué, pero no lo hallé.
2 Pensé: "Me levantaré e iré por la ciudad,
por las calles y las plazas,
buscando al que ama mi alma."
Lo busqué, pero no lo hallé.

3 Me encontré con los guardias
que rondan la ciudad, y les pregunté:
"¿Habéis visto al que ama mi alma?"
4 Tan pronto como pasé de allí,
hallé al que ama mi alma.
Me prendí de él y no lo solté,
hasta que lo traje a la casa de mi madre,
a la habitación de la que me concibió.

5 ¡Juradme, oh hijas de Jerusalén,
por las ciervas
y por las gacelas del campo,
que no despertaréis
ni provocaréis el amor,
hasta que quiera!
El cortejo nupcial

6 ¿Quién es aquella
que viene del desierto
como columna de humo,
perfumada con mirra, incienso
y todo polvo de mercader?

7 ¡Mirad! Es la litera de Salomón.
Sesenta valientes la rodean,
de los más fuertes de Israel.
8 Todos ellos ciñen espadas
y son diestros en la guerra.
Cada uno lleva espada al cinto
por causa de los temores de la noche.

9 El rey Salomón se hizo una carroza
de madera del Líbano.
10 Sus columnas eran de plata,
su respaldo de oro,
su asiento de púrpura;
y su interior fue decorado con amor
por las hijas de Jerusalén.

11 Salid, oh hijas de Sion,
y ved al rey Salomón con la diadema con que le ciñó su madre
en el día de sus bodas,
el día en que se regocijó su corazón.

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